¿QUÉ ES LA DISPLASIA DE CADERA?

El término displasia congénita de la cadera (DCC) se refiere a una inestabilidad o debilidad de la articulación de la cadera. Engloba alteraciones en la forma de cabeza del fémur (el hueso del muslo), del acetábulo (cavidad donde encaja en la pelvis) o de ambos, que pueden provocar problemas de desarrollo y estabilidad de la articulación.

Aunque la displasia de la cadera generalmente está presente desde el nacimiento, también es posible que se desarrolle durante el primer año de vida del bebé.

Esta situación pone en riesgo la deambulación del bebé y aumenta el riesgo, a largo plazo, de una artritis en la edad adulta.

Los médicos utilizan varios nombres para la displasia de cadera dependiendo de la severidad y tiempo en el que sucedió. Entre estos nombres se incluyen:

  • Displasia de cadera.
  • Dislocación del desarrollo de la cadera (DDC)
  • Luxación de la cadera.
  • Displasia del desarrollo de la cadera (DDC). 
  • Displasia acetabular.
  • Luxación congénita de cadera (LCC).Este término se refiere a un defecto al nacimiento en donde falta o sobra algo en los tejidos normales de la articulación, pero actualmente se ha sustituido por el de displasia ya que se ha visto que no todas las caderas se encuentran luxadas al nacimiento ni todas evolucionan hasta la luxación. 
 

¿QUÉ ES LA CADERA?

La cadera ósea es la parte baja del tronco del cuerpo humano y está formada por dos huesos llamados iliacos o Ilion, fuertemente soldados entre sí por delante (pubis) y unidos hacia atrás por el sacro y dos huesos llamados Isquion.

Se dice que el hueso iliaco es plano, y articula con el sacro (sección final de la columna vertebral), el cual hace función de cuña entre los dos iliacos. La unión de éstos constituye el cinturón pélvico, donde están alojados órganos muy importantes para nuestras vidas.

Este conjunto de huesos cumple varias funciones: da soporte mecánico y protección a los órganos que se encuentran dentro de la pelvis y del bajo vientre; por medio de la articulación de la cadera, articula los miembros inferiores a la porción inferior del tronco, permite la biodinámica de la marcha en dos pies, etc.

Articulación de la cadera: en la pelvis ósea encontramos varias articulaciones entre las cuales se encuentra la de la cadera. Se considera la articulación más perfecta del cuerpo y su función es unir al tronco con los miembros inferiores.

Está constituida por la unión de la cabeza del fémur (el hueso largo del muslo y la cavidad acetábulo o cavidad cotiloideaque es parte del hueso Ilion (es una cavidad esférica destinada a alojar la cabeza del hueso fémur).


Además de permitir el movimiento, ofrece la estabilidad necesaria para soportar el peso del cuerpo. La articulación de la cadera es una de las más estables del cuerpo debido a su estructura y a la protección que tiene de ligamentos y músculos.


¿CÓMO APARECE LA DISPLASIA DE CADERA?

La displasia de cadera aparece cuando el desarrollo del acetábulo permite que la cabeza del fémur se salga de esta cavidad (no se articulan adecuadamente) pero ambas continúan en contacto.  Los ligamentos de esta articulación pueden también estar flojos o muy estirados.



En un embarazo normal hasta los cuatro meses, el bebé va creciendo y el fémur, la cabeza del fémur y el acetábulo se mantienen en su sitio. En estos momentos empiezan a crecer en longitud los miembros inferiores, lo que conlleva a que el bebé tenga que flexionar las piernas y, por lo tanto, la cadera. 

Una hiperflexión de la cadera y de la rodilla hace que, por un mecanismo de palanca, el fémur deja de presionar activamente sobre el acetábulo, lo que dará lugar a que éste sea cada vez menos profundo y más vertical.

Si a las características descritas anteriormente, se suma una marcada falta de fuerza o tensión (laxitud) congénita de los ligamentos, de etiología genética o posiblemente hormonal (las hormonas de la madre también inundan al feto), nos encontraremos que antes de nacer, el feto presenta una inestabilidad de la cadera que la hace fácilmente dislocable (cuando sale de su lugar un hueso).

Estos acontecimientos, que ocurren en el período anterior al nacimiento, son inevitables. A los nueve meses de gestación, debido a la posición del feto en ovillo, el músculo “psoas ilíaco” (es un músculo extenso, potente y específico de los movimientos de flexión de las piernas), presentará una contractura que trae como consecuencia que se acorte.

Pero, es frecuente que el ginecólogo coja al niño por los pies y le dé unas palmaditas. Si el bebé padece este estado de malformación luxante, esta maniobra aumentará considerablemente la tensión del músculo y cuando esto se da en bebés que suman todos los factores que hemos mencionado: acetábulo poco profundo, cambió en el ángulo de la cabeza del fémur y músculo psoas corto, la cabeza femoral se saldrá del acetábulo.

Poco después de nacer puede suceder también que se produzca una extensión mantenida y en aducción de la cadera inestable, ya sea por meter al niño en una cuna estrecha, ya sea por envolver al bebé con las piernas estiradas; cualquiera de estas acciones va a dar lugar a una luxación o subluxación inicial que se podría evitar.

Todo lo anterior dará lugar a dificultades progresivas para la reducción y estabilización de la luxación de cadera, lo que llevará a una deformidad residual e incongruencia de la articulación que, en el adulto, provoca una artritis degenerativa precoz.


COMPLICACIONES

Si la DCC no se trata de manera temprana, la articulación de la cadera no se formará adecuadamente. Esto dará como resultado una dificultad para mover normalmente la articulación de la cadera, que podrá hacerse evidente cuando el niño empiece a caminar. La afección podrá causar dolor a medida que el niño crezca.


CLASIFICACIÓN DE LAS LUXACIONES DE CADERA

La displasia de cadera presenta un amplio margen de gravedad. En algunos niños, los ligamentos alrededor de la articulación de la cadera, se encuentran débiles permitiendo la subluxación de la cadera, esto se refiere a que la cabeza del fémur no se encuentra bien asentada en el acetábulo o cavidad. 

En otras ocasiones, la cabeza del hueso femoral se encuentra parcial o completamente fuera del acetábulo.


En el niño menor de 12 meses el tratamiento es ortopédico. Se usa un método funcional dinámico, que básicamente es la correa de Pavlic, aparato que flexiona caderas y rodillas en forma progresiva

  • Inestabilidad: se refiere a la habilidad o capacidad de la cadera de luxarse con manipulación pasiva.

  • Displásias teratológicas o fetales. El niño nace con la cadera ya luxada. Esta situación está íntimamente ligada a algo que ha sucedido en el período embrionario (durante el embarazo). Hay una pérdida total de contacto entre la cabeza del fémur y el acetábulo y puede estar asociada a  otras malformaciones congénitas: pie zambo, estrabismo, miembros inferiores displásicos (con anomalías en su desarrollo), etc., y a problemas neuromusculares. Su frecuencia es igual en varones que en hembras.

  • Esta luxación intra-uterina es de muy difícil tratamiento, de mal pronóstico y alcanza no más del 5% del total de las luxaciones congénitas de la cadera.
  • Pone en riesgo la deambulación del bebé y, a largo plazo, puede presentar artritis en la edad adulta.
 

INCIDENCIA

La incidencia de aparición es de 2 por cada 1,000 nacimientos con una cierta tendencia familiar. Es más frecuente que se presente en un solo lado, con predominancia del izquierdo (60%) y esto es debido a que la posición del bebé en el útero, coloca el lado izquierdo del bebé contra la espina de la madre y tiene limitada la abducción (movimiento para abrir) de la pierna.

Varía en las diferentes zonas del mundo. Hay razas –la frecuencia es mayor en la raza caucásica que en la raza negra- y regiones en que la frecuencia es mayor por razones que se desconocen. Hay zonas en que la frecuencia es muy baja, y se cree que es por la forma en que las mamás transportan a sus hijos (a horcajadas).


CAUSAS DE LA DISPLASIA CONGÉNITA DE LA CADERA

No se conocen con exactitud las causas de la DCC. Algunos factores de riesgo pueden aumentar las posibilidades de que su niño nazca con DCC. Estos factores de riesgo incluyen:

  • antecedentes familiares de DCC
  • bebé nacido en posición de nalgas
  • una disminución del líquido amniótico en el útero
  • trastornos del sistema musculoesquelético

Hay varias teorías que postulan factores “endógenos y exógenos” como causa de la enfermedad.

Endógenos: Los factores endógenos aparecen con más fuerza en la etiología de la luxación:

  • Mayor frecuencia en el sexo femenino  (6 a 1 con respecto al hombre), hace pensar que puede haber una influencia del sexo, que aún es desconocida. 
  • Herenciaes otro factor que se considera como causa (habría una alteración genética) ya que entre el 20 y 40% de los casos de DCC tienen antecedentes familiares de la misma enfermedad.
  • Otras causas postuladas son las alteraciones hormonales. La mayor incidencia observada en las niñas, se relaciona con una hormona llamada relaxina la cual se produce durante el embarazo para ayudar a la MADRE a relajar la cadera para prepararse al parto, pero puede afectar también al feto haciendo que se relajen los ligamentos que sostienen a las articulaciones.
 

FACTORES DE RIESGO

Los bebés primogénitos se encuentran en mayor riesgo ya que el útero es pequeño y el espacio para que el bebé se mueva es limitado; hecho que afecta el desarrollo de la cadera. Otros factores de riesgo incluyen:

  • La posición del bebé dentro del útero, en especial con presentación de nalgas. El nacimiento por cesárea no constituye por sí mismo un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad.
 


DIAGNÓSTICO

El diagnóstico es el aspecto más importante de la luxación congénita de cadera, ya que, si se realiza precozmente, tiene fácil solución y el niño llegara a ser un adulto normal, mientras que si se pasa desapercibido, evolucionará a un adulto inválido.

El diagnóstico debe hacerse fundamentalmente en la primera semana, pues, aunque a los dos años es mucho más fácil diagnosticarlo, ya no tiene tanta relevancia, dado que el cuadro puede ser ya irreversible.

De ahí la gran importancia que tiene un conocimiento, ya no por los ortopedistas, sino por los médicos generales, pediatras, ginecólogos y matronas que son los primeros en ponerse en contacto con el recién nacido, cuando el cuadro es todavía reversible y se le puede solucionar de forma absoluta y definitiva.


DIAGNÓSTICO ANTES DE LOS 3 MESES DE EDAD

Al momento de examinar al bebé éste debe estar tranquilo, porque si está llorando la exploración puede hacerse en forma inadecuada.

La forma universal más útil y efectiva para diagnosticar tempranamente este problema, es realizar a todo recién nacido un examen físico de las caderas en busca de signos clínicos como la disminución en la apertura normal de las caderas, o la diferencia comparativa en los pliegues cutáneos de los miembros inferiores o el aparente acortamiento de una extremidad. 

Existen unos signos de sospecha de la luxación congénita de cadera en el recién nacido:

  1. Cogiendo al bebé por las axilas, va a observar la actitud de sus piernas. Si uno de ellos, o ambos, permanecen en flexión ligera de la rodilla con rotación externa de la cadera, y tiene sensación de que una de las dos piernas está más corta, puede presumir que hay luxación congénita de cadera.
  2. Al observar al bebé cuando éste está boca abajo, notarás que los pliegues de las nalgas son asimétricos.
  3. Con el bebé otra vez boca arriba, el médico le realizará una maniobra llamada de Ortolani-Barlow, que se realiza de rutina a todos los recién nacidos y en los controles pediátricos de los primeros meses. Consiste en abrir las piernas y ponerlas en posición de rana y mover con las manos la cabeza del fémur hacía adelante y atrás. Si se siente desplazamiento y se escucha un chasquido, el signo es positivo; lo cual indica que la cadera está luxada.
    • Este sonido debe distinguirse del sonido –más fuerte- que se produce al realizar la maniobra de Ortolani en el momento en el que la cabeza del fémur se recoloca en el acetábulo. Estas pruebas son útiles hasta los 2 -3 meses de edad porque son difíciles de hacer después de esta etapa.
 
 

                               


Si se deja evolucionar puede llegar a notarse una asimetría en los ángulos de rotación de las piernas y un acortamiento de la pierna afectada que se puede producir por diferente crecimiento del fémur.

  1. El signo o maniobra de Galeazzi: el médico pediatra coloca al bebé boca arriba y le dobla las rodillas y las caderas a 90° y compara la altura de cada rodilla.
  1. La vulva estará oblícua, mirando el muslo ascendido, y al traccionar dicho miembro la vulva se endereza.
  2. Latido de la arteria femoral (una de las arterias importantes de la pierna) en el pliegue de la ingle. Si el médico busca este latido en una cadera normal, lo va a encontrar muy fácilmente, pero si la cabeza del fémur está luxada, le va a costar más trabajo encontrarla y palparla.
 
DIAGNÓSTICO EN EL NIÑO ANTES DE CAMINAR

Si el diagnóstico es más tardío –cuando comienza la marcha– los signos físicos ya cambiaron e igualmente debe cambiar los requerimientos para el examen físico que va a realizar el pediatra.

  1. En estos niños ya no se encuentra el signo de Ortolani pero la abducción (movimiento para abrir las piernas) es muy limitada cuando las piernas están totalmente flexionadas, existe una diferencia en la altura entre las dos piernas.
 


Al caminar lo hacen sobre los dedos del pie del lado afectado, caminan simulando a un pato o cojean y presentan un aumento en la curvatura de la columna vertebral (hiperlordosis).

  1. Comienzo tardío de la marcha. A los dieciocho meses como mucho, todos los niños deben andar o mejor caminar, si a esta edad todavía no lo ha hecho es un signo de sospecha.
  2. El acortamiento unilateral del fémur puede ser un signo de luxación de cadera o de alguna anormalidad (rara) de este hueso. Una pierna se ve más corta que la otra.
 

Otros signos físicos de una luxación tardía incluye una diferencia en el tamaño de la pierna, un perineo (es la parte del cuerpo que da lugar al suelo pélvico y donde se encuentran ubicados el ano y los órganos genitales externos) más grande en el lado afectado, disminución del tamaño de la nalga y llega a pararse con una rotación externa de la pierna afectada.


DIAGNÓSTICO EN EL NIÑO QUE CAMINA

En el niño que camina existen otros signos:

Marcha claudicante: el niño no puede caminar mucho tiempo por dolor y puede cojear.

Signo de Trendelenburg, que traduce insuficiencia del músculo glúteo medio. Esto hace que la pelvis descienda en el lado opuesto al apoyo y se suba el hombro en el lado del apoyo.


Acortamiento de la extremidad luxada.


ESTUDIOS DE IMAGEN

Aun con un examen físico cuidadoso, la displasia de cadera puede ser difícil de detectar en un recién nacido. Generalmente es necesario hacer estudios complementarios como el ultrasonido y las radiografías para diagnosticar o descartar la displasia de cadera.

En los últimos años los médicos han empleado el ultrasonido, (en sustitución de la radiografía) porque les ayuda con  información sobre la dinámica de la cadera y evita la radiación del bebé, especialmente del recién nacido y lactante.

La ventaja de la ecografía es que se trata de una técnica no invasiva, convirtiéndose en el método más seguro y mejor al menos hasta los tres meses. Elimina los falsos positivos que puede dar la radiografía y permite el diagnóstico prenatal, postnatal y de seguimiento.

El mejor momento para la realización de esta prueba es en el primer mes de nacimiento, la osificación a los seis meses, dificulta este estudio.

La radiografía es más útil en los infantes y niños mayores. Eventualmente tu pediatra te pedirá que acudas a consulta con un traumatólogo u ortopedista infantil.

En algunos casos, es posible que el médico necesite, además, otros estudios como una artrografía, Tomografía Computarizada y Resonancia magnética.


SIGNOS DE DISPLASIA QUE PUEDEN SER DETECTADOS POR LOS PADRES

Dolor: Generalmente los bebés y los infantes con displasia de cadera no presentan dolor, pero el dolor es el síntoma más frecuente durante la adolescencia y los adultos jóvenes

Lordosis: Al iniciar la marcha, los signos físicos más comúnmente encontrados son una discrepancia en la longitud de las piernas o una cojera exagerada e indolora. Si las dos caderas se encuentran afectadas, el bebé podría presentar una marcha cojeante y una curvatura de la espalda baja (lordosis) exagerada.

Asimetría: Al observar al bebé cuando esté boca abajo, notarás que los pliegues de las nalgas son asimétricos. Una asimetría puede sugerir la presencia de una displasia de cadera en los niños.

En este caso, debes hacérselo notar a tu médico quien seguramente realizará un ultrasonido o una radiografía para confirmar o descartar el diagnóstico.



Una asimetría de los pliegues cutáneos a nivel del muslo, raramente indican una displasia de cadera a menos que esté asociada a unos pliegues glúteos asimétricos.

Click de cadera: Los clicks de cadera o “pops” en algunas ocasiones pueden sugerir la posibilidad de una displasia de la cadera pero en caderas normales también puede presentarse un sonido agudo producido por los ligamentos en desarrollo alrededor de la articulación de la cadera.

Todo bebé que presente un click en sus caderas, debe ser evaluado por displasia en la cadera. 

Limitación de los arcos de movilidad: los padres pueden tener dificultad para colocarle los pañales al bebé debido a que la articulación de la cadera no puede moverse adecuadamente.

Cuando un bebé tiene dislocada la cadera durante varios meses, sus caderas pierden progresivamente los arcos de movilidad y la pierna parece ser más corta debido a que la cadera ha migrado hacia arriba.

Pierna más corta: Toma al bebé por las axilas, observa la actitud de sus piernas. Si una de ellas, o ambos, permanecen en flexión ligera de la rodilla con rotación externa de la cadera, y tienes sensación de que una de las dos piernas está más corta, puedes pensar que hay luxación congénita de cadera.

Si se deja evolucionar puede llegar a notarse una asimetría en los ángulos de rotación de las piernas y un acortamiento de la pierna afectada que se puede producir por diferente crecimiento del fémur.


LUXACIÓN BILATERAL DE LA CADERA

Puede ser muy difícil de diagnosticar especialmente después del periodo neonatal. El signo de Galeazzi está ausente así como la asimetría de los pliegues del muslo y de la nalga y la diferencia de abducción de las piernas.

De acuerdo con lo mencionado anteriormente se deduce que la luxación de cadera no siempre se presenta desde el nacimiento y que puede manifestarse durante el primer año de vida, por lo que no sólo se debe revisar al niño después de nacido, sino cada vez que vaya a consulta, durante su primer año.


ASOCIACIÓN CON OTROS PADECIMIENTOS

Es frecuente encontrar que presentan displasia o luxación de caderas algunos niños que tienen también otras alteraciones de los miembros inferiores como el “pie chapín” (equinovaro) que es una deformidad congénita de los pies, o aquellos que tienen una excesiva flexibilidad de los ligamentos o con:

  • Artrogriposis (displasia del esqueleto que afecta principalmente a las articulaciones).
  • Disrafismo: falla en el cierre del tubo neural (espina bífida)
  • Enfermedad neuromuscular
  • Anormalidad cromosómica.
 

TRATAMIENTO 

La OMS define el diagnóstico precoz de la DCC al que se realiza antes del primer mes de vida. Una vez confirmada la patología será el traumatólogo u ortopedista quien indique el tratamiento a seguir.

Básicamente el tratamiento es conservador, especialmente si el problema fue diagnosticado precozmente y su objetivo es colocar la cabeza del fémur dentro del acetábulo y alargar y profundizar esta cavidad.

Existe una gran controversia entre los médicos acerca del mejor método para cada caso en particular.


Objetivo del tratamiento

El objetivo del tratamiento es el de mantener la cadera dentro del acetábulo (cavidad del hueso pélvico), mientras los ligamentos recuperan su tensión normal y los huesos desarrollan su forma correcta.

Cuando la dislocación de la cadera ocurre en el momento del nacimiento, los ligamentos se aflojan y el acetábulo es poco profundo para recibir la cabeza del fémur.

En los bebés, los ligamentos son más laxos y los bordes del acetábulo están compuestos por cartílago, el cual es suave y flexible. La cadera usualmente recupera su forma normal si se logra mantener la cabeza del fémur dentro del acetábulo hasta que se tornen estables.

Después de algunos meses, ocurren cambios importantes en los tejidos blandos y los ligamentos. Los tejidos blandos se hacen más rígidos y ajustados. Es necesario usar una mayor fuerza para reubicar la cabeza del fémur dentro del acetábulo y se requiere de un periodo más largo después de la recolocación, para que la cadera recupere su forma normal.

Cuando la cadera ha estado desplazada por un período más largo, se producen cambios estructurales en los huesos por lo que se requiere de una cirugía para corregirlos y así recuperar la estructura normal y una articulación correcta. Los niños mayores requieren de más tiempo para que el acetábulo desarrolle mayor soporte.


TRATAMIENTO EN RECIÉN NACIDOS
Primera línea de tratamiento: Arnés de Pavlik

Usualmente, la cadera de un recién nacido logra reintroducirse dentro del acetábulo fácilmente ya que las hormonas maternas que ayudan con la relajación de los ligamentos (en preparación para el parto), se encuentran aun dentro del bebé.

Las caderas inestables o dislocadas en los recién nacidos, generalmente pueden ser mantenidos en una posición adecuada mediante la utilización de un arnés o férula de abducción que mantiene las piernas fijas en una posición en la que las piernas del bebé son flexionadas 90 grados y relajadas hacia el exterior.

En esta posición, se espera que la cabeza del fémur pueda ir moldeando el acetábulo y que los tejidos que rodean la articulación se ajusten de tal manera que permita que se estabilice en la posición correcta para un desarrollo saludable.  


Arnés de Pavlik




La mayoría de los especialistas recomiendan utilizar este dispositivo las 24 horas del día por un período de 6 a 12 semanas. Está diseñado para que, al mismo tiempo que mantiene la articulación de la cadera en la posición apropiada, permita que el bebé pueda mover sus piernas y que sea sencillo el cambio de pañales.

Puede no gustarte que el dispositivo afecte ambas piernas, pero esto se hace porque, siendo la pelvis un anillo de huesos interconectados, sería imposible colocar correctamente una sola pierna.

La labor de los padres es escencial para asegurar la efectividad del arnés. Si la cadera no se mantiene en posición con el arnés, entonces tu médico puede tratar con una férula de abducción hecha de un material más firme que mantendrá las piernas del bebé en la posición adecuada.

Una vez que las caderas se estabilizan, el arnés o la férula se utilizan por algunas horas al día, usualmente por las noches, durante otras 6 semanas.

El punto más importante es determinar si la cadera se encuentra dentro del acetábulo. Si la cadera permanece dislocada por más de 4 a 6 semanas, el médico suspenderá el tratamiento porque la utilización del arnés de Pavlik cuando la cadera permanece dislocada, es muy dañino para la propia cadera.


Tratamiento de control

Generalmente el médico te pedirá que acudas a citas de control para vigilar, con ultrasonido o RX, el éxito del tratamiento.

Una vez que la imagen se considere normal, existe una posibilidad del 99% de que esa cadera continúe desarrollándose normalmente.

Es muy rara la recurrencia, sin embargo, la mayoría de los médicos piden una radiografía cuando el niño sea mayor sólo para vigilar la formación de un acetábulo poco profundo que pueda requerir un tratamiento para prevenir el desgaste prematuro de la articulación.


TRATAMIENTO DE 1 A 6 MESES DE EDAD
Primera línea de tratamiento: Arnés de Pavlik.

El tratamiento en este grupo es similar al de los recién nacidos. El especialista preferirá utilizar una férula fija de abducción cuando detecta que la cadera está ligeramente inestable o cuando ésta logra recolocarse fácilmente dentro del acetábulo.

Si la cadera está totalmente dislocada y rígida en una posición dislocada, el arnés de Pavlik logra reducir la dislocación en un período de 6 a 8 semanas. Este tiempo con el arnés hace que los músculos y los tendones se relajen gradualmente permitiendo que la cabeza del fémur se deslice dentro del acetábulo.

Es importante usar el arnés las 24 horas del día para que sea efectivo el tratamiento.

Una vez que se ajusta el arnés adecuadamente, el especialista vigilará cada dos semanas para reajustar el arnés y vigilar el proceso de la reducción. La mayoría de las veces, la evaluación la hace por medio del ultrasonido y ocasionalmente utilizará la radiografía para determinar si el tratamiento está funcionando o no.

Una vez que la cabeza del fémur está dentro del acetábulo, se continuará con el uso del Arnés de Pavlik hasta que los ligamentos se hayan estabilizado. Eso sucede, generalmente en unas 6 a 12 semanas más.

Y aun después, el bebé seguirá utilizando el arnés -o alguna otra férula- para dormir durante unas semanas más como medida de precaución.

En algunas ocasiones, y dependiendo de la evaluación, el médico tratante decidirá cambiar a una férula fija en abducción. 

El tratamiento con el arnés de Pavlik debe dar resultados en las primeras cuatro semanas de uso. Si no es así, el médico recomendará otro método. El uso prolongado del arnés cuando la cadera continúa dislocada, puede dañar la pared del acetábulo.


TRATAMIENTO DE 6 A 18 MESES DE EDAD

Este grupo está en un período de transición en el que el tratamiento no quirúrgico puede ser efectivo o puede ser necesaria una cirugía, depende más bien de la gravedad de la displasia y de la experiencia del médico tratante.

En este caso, el arnés de Pavlik ya no es efectivo.

En algunas ocasiones, el médico decide reintroducir la cabeza del fémur bajo anestesia general y el niño es inmovilizado con un yeso denominado pelvi-pédico para mantener la cadera en esa posición durante algunos meses mientras sana. A esto se le denomina “reducción cerrada”.

En algunas ocasiones, el médico utiliza la tracción como una ayuda para permitir que la cadera y sus músculos se estiren y relajen previo a intentar recolocarla dentro del acetábulo. Se requiere de algunos meses para que la cadera se desarrolle y estabilice luego de un período de inmovilización con yeso.

En otras ocasiones, más ocasionalmente, se recomienda el tratamiento quirúrgico sin intentar primero la “reducción cerrada” porque la dislocación es severa o porque ya hay cambios en la estructura ósea..

Durante la cirugía, se remueve todo el tejido anormal que está ocasionando que la cabeza del fémur se mantenga fuera del acetábulo y se inspecciona toda la articulación. Es necesario tensar los ligamentos laxos y aflojar los que están contracturados.

Esta cirugía se denomina “reducción abierta”

 

TRATAMIENTO DE 18 MESES A 6 AÑOS DE EDAD

Primera línea de tratamiento: reducción abierta con  osteotomía pélvica (sección o corte quirúrgico de un hueso) y tensado de los ligamentos en caso de ser necesario.

A pesar de que una reducción cerrada es posible en niños mayores, se requiere de periodos muy prolongados de inmovilización con yeso para que la cadera se desarrolle y alcance su forma normal.

La reducción abierta permite alcanzar estos objetivos más rápida y confiablemente en la mayoría de los casos.


TRATAMIENTO PARA MAYORES DE 6 AÑOS

La reducción de una cadera dislocada es raramente recomendada en niños mayores porque los cambios óseos son permanentes a esas edades.

La displasia de cadera en niños mayores y adolescentes con subluxaciones de cadera todavía puede ser tratada y puede retrasar la aparición de desgaste de la articulación en muchos casos.

¿Responden igual al tratamiento todos los bebés?: La respuesta al tratamiento es muy variable; los niños con displasias severas, los que presentan luxación de cadera o aquellos cuyos padres no colaboran de forma adecuada con el tratamiento, pueden mostrar mejorías parciales y en este caso es posible que requieran ser sometidos luego a una o varias intervenciones quirúrgicas en sus caderas.


COMPLICACIONES

Estas se originan frecuentemente en tres situaciones:

  • DCC mal tratada.
  • DCC insuficientemente tratada.
  • DCC no tratada.
 

En los primeros años, y en forma muy precoz, la necrosis (muerte de tejidos orgánicos) aséptica es la complicación más frecuente.

Es de diferente grado y va desde una necrosis mínima de la cabeza del fémur que se recupera espontáneamente sin dejar secuela, hasta la necrosis grave (complicación de los yesos de Lorenz), que deja una cabeza más pequeña, deformada, irregular y que podría llevar al bebé a la artrosis (desgaste prematuro de la articulación) en forma precoz (a los 30 ó 40 años), cojera y dolor para caminar.

Los diferentes métodos de tratamiento dan diferentes porcentajes de necrosis. Para evitar estas complicaciones es necesario recalcar finalmente dos aspectos de la DCC:

  • El diagnóstico debe ser precoz y el tratamiento adecuado. Con ello se obtienen caderas anatómica, radiológica y funcionalmente normales
  • La evolución de la DCC es progresiva. Si no se trata, la agravación es inevitable.
 

Si una mujer con luxación de cadera se embaraza puede tener partos difíciles y tendrá que realizársele una cesárea.


PREVENCIÓN

Consejo genético. No existe ninguna medida que esté a nuestro alcance para prevenir en forma efectiva el desarrollo de estas alteraciones.

La asesoría genética y el diagnóstico prenatal brindan a los padres el conocimiento para tener la oportunidad de tomar decisiones inteligentes e informadas con respecto a un posible embarazo y su pronóstico.

Usa nuestra sección de “directorio de Genetistas” para localizar a un profesional especializado en genética en tu área.

PREVENCIÓN SECUNDARIA: Medidas higiénicas posturales:

  1.    Se recomienda evitar envolver al niño con las piernas estiradas
  2.    Usar dos pañales.
  3.    Uso del canguro para cargar al niño (el médico te indicará).
  4.    Siempre que acuda el niño a consulta, el médico debe realizar exploración física incluyendo cadera.
 

PRONÓSTICO

A menos de que este problema se corrija pronto después del nacimiento, la posición anormal de la articulación puede causar malformaciones en el fémur en desarrollo que produce una marcha típica como de pato y cojera.

En los casos en los que no se da tratamiento, el niño tendrá dificultad para caminar lo que puede dar como resultado un dolor crónico.


PROBABILIDAD DE QUE SE REPITA

En la Ciudad de México se presentan cuatro niños con luxación de 1000 que nacen vivos.

El riesgo, la mayoría de las veces va del 5 al 10 por ciento, pero irá aumentando si existen otros familiares con el mismo problema.

En algunos casos raros la luxación forma parte de algún síndrome genético y en estos casos el riesgo es diferente pero pudiera ser hasta del 25-50 por ciento.

Pueden existir casos con causas bien identificadas como la presentación pélvica o asociada a malformaciones uterinas en estos casos el riesgo de recurrencia es mínimo.


REFERENCIAS

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