Preeclampsia
Complicaciones, Durante, Embarazo

Preeclampsia

Introducción

La Preeclampsia, considerada como la causa principal de complicaciones del embarazo-incluyendo bajo peso al nacer, prematuridad y muerte en útero- es una condición en la cual aparece una elevación marcada de la presión arterial materna después de las 20 semanas de embarazo y hay presencia de proteína en la orina (proteinuria) como resultado de problemas en los riñones de la madre.

Conocida también como “toxemia”, la preeclampsia puede también dañar el riñón, el hígado y el cerebro de la embarazada. Cuando la preeclampsia causa convulsiones, se conoce entonces como “eclampsia” que es la segunda causa de muerte materna en EU. (fuente: Florida Hospital).

No existe otra cura para la preeclampsia que el parto y, en algunas ocasiones, tiene que ser un parto de emergencia, aun cuando sea prematuramente. Si la enfermedad es severa y no se induce el parto, la madre puede morir.

¿Qué es la preeclampsia (PE)?   

La preeclampsia es un desorden que ocurre únicamente durante el embarazo y en el periodo de post parto y que afecta tanto a la madre como al bebé. Es una condición que progresa rápidamente caracterizada por:

  • Elevación de la presión sanguínea materna (hipertensión) inducida por el embarazo y acompañada de:
  • Presencia de proteínas en la orina (proteinuria), que en situaciones normales no debe de darse.
  • Coagulopatía (problemas en la coagulación de la sangre que induce la formación de coágulos en venas o arterias),
  • Disfunción hepática (del hígado),
  • Que puede avanzar a veces hasta una falla de varios órganos (multiorgánica) que deriva en eclampsia o convulsiones.

Típicamente, la preeclampsia se presenta después de la semana 20 del embarazo (en la segunda parte del 2do o 3er trimestre) y hasta las seis semanas después del parto.

El Síndrome de Hellp y la Eclampsia, son otras variantes de la preeclampsia.

Clasificación

Se considera “preeclampsia leve” cuando la hipertensión medida en dos ocasiones (con una separación de seis horas), es de 140/90 mmHg, pero no existe evidencia de daño orgánico en una mujer que, hasta la semana 20 del embarazo, tenía la tensión arterial normal y hay presencia de proteínas en la orina.

La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg). El primer número (el de arriba) es tu “presión arterial sistólica” o sea, es la presión que se encuentra en tus arterias cuando tu corazón se contrae al latir. El segundo número (el de abajo), es el número de tu presión arterial diastólica, o sea, la presión arterial que hay en tus arterias cuando tu corazón se relaja en cada latido.

Preclampsia

En una embarazada con hipertensión crónica, la preeclampsia se diagnostica cuando la presión sistólica se incrementa 30 mm Hg, o la presión diastólica se incrementa 15 mm Hg.

Se considera “preeclampsia severa” cuando, ya diagnosticada la preeclampsia, se encuentra alguno de los siguientes síntomas:

  • Presión arterial en 160/110 mm Hg, tomada en dos ocasiones con una separación de cuando menos seis horas.
  • Proteinuria (proteínas en la orina) de más de 5 g en una orina de 24 horas o más de 3+ en muestras de orina que se juntaron con una separación de 4 horas.
  • Edema pulmonar (agua en los pulmones) o cianosis (coloración morada de la piel.
  • Oliguria (disminución de la cantidad de orina (menos de 400 ml en 24 horas).
  • Dolores de cabeza persistentes.
  • Dolor en la boca del estómago (epigastrio) y/o mal funcionamiento del hígado.
  • Trombocitopenia (disminución de los glóbulos rojos de la sangre).
  • Oligohidramnios (disminución de la cantidad de líquido amniótico que rodea al bebé).
  • Restricción del crecimiento uterino o desprendimiento de la placenta.

 ¿Cuál es la causa?

Aunque los investigadores han aprendido mucho sobre la preeclampsia en la última década, muchos aspectos de esta condición aún se desconocen. Los especialistas creen que en muchos casos la preeclampsia en realidad existe desde el principio del embarazo, bastante antes de que se manifiesten los síntomas y que está relacionada con un riego sanguíneo reducido a la placenta.

Esto podría suceder si la placenta no se implanta correctamente en las paredes del útero y las arterias de esa zona no se dilatan como deberían, de manera que llega menos sangre a la placenta.

No está claro por qué les sucede a algunas mujeres y a otras no, y es posible que no haya una única explicación pero se sabe que existen determinados factores que te ponen en un riesgo mayor:

Asociados a la embarazada

  • Ausencia o deficiencia de control médico durante el embarazo.
  • Si es el primer embarazo (primigesta) o si son varios (multigesta).
  • Breve intervalo de tiempo entre embarazos (menor a dos años).
  • Ha transcurrido un período prolongado (más de 10 años) entre embarazos.
  • Hipertensión arterial antes del embarazo (crónica).
  • Obesidad o desnutrición.
  • Diabetes, artritis reumatoide, lupus o esclerodermia.
  • Edad: menor de 18 años o mayor de 35.
  • Presentaste preeclampsia en el embarazo anterior.
    • Cuanto más grave es la preeclampsia y más temprano la padeces, mayor es el riesgo. De hecho, si tuviste preeclampsia severa y ésta comenzó antes de la semana 30, el riesgo de que la vuelvas a padecer puede ser de un 40%.
  • Antecedente de preeclampsia en madre o hermana (las hijas nacidas de mujeres con preeclampsia tienen el doble del riesgo normal de sufrir preeclampsia en sus embarazos).
  • Historia de formación de coágulos (trombocitofilias).
  • Tienes otros problemas médicos incluyendo hipertensión arterial, diabetes, enfermedad renal, lupus o escleroderma.
  • Se observa alteración (en el ultrasonido) de la circulación de las arterias del útero a las 18 y 24 semanas.

 Asociados al esposo o compañero de la madre

  • Primipaternidad (es su primer hijo)
  • Padre en embarazo preeclámpsico anterior.
  • Los hombres nacidos de un embarazo con preeclampsia tienen un riesgo del 50% de engendrar un niño en que pueda ocurrir la complicación.

Asociados con el estado del feto

  • Embarazo múltiple
  • Hidropesía fetal (es un problema muy grave que pone en grave riesgo la vida del bebé antes y después de nacer) o problemas de cromosomas.
  • Mola hidatiforme (es una masa o tumor poco común – constituido por tejido de la placenta o de las membranas- que se forma en el interior del útero al comienzo de un embarazo)

Aproximadamente el 25% de las mujeres clasificadas en el grupo de alto riesgo, de acuerdo con los factores de riesgo descritos, efectivamente desarrollará PE; en la población general, este porcentaje es el 5% (fuente: Preeclampsia Foundation).

La desventaja de este enfoque está clara ya que se calcula que el 30-40% de todos los embarazos corresponde a primeros embarazos. En este caso, no sólo no existen datos relativos al embarazo, sino que además el riesgo de desarrollar PE durante el primer embarazo es entre 1.5 y 3 veces superior al riesgo de desarrollar esta enfermedad en embarazos posteriores.

No obstante, considerar todos los primeros embarazos como embarazos de alto riesgo no es práctico. La dificultad de determinar qué primeros embarazos efectivamente son embarazos de riesgo es otro motivo que justifica la necesidad de disponer de herramientas eficaces para predecir el riesgo de desarrollar PE.

Se cree que la disminución del riesgo en el segundo y posteriores embarazos se debe a que se produce una adaptación inmunológica a los antígenos (anticuerpos) masculinos.

 ¿Qué es el síndrome de HELLP?

Síndrome HELLP es una enfermedad de rápido desarrollo potencialmente letal que presenta el cuadro siguiente:

  • Hemólisis (destrucción de los glóbulos rojos de la sangre)
  • Niveles elevados de enzimas del hígado (transaminasas)
  • Recuento plaquetario bajo (< 100.000 células por μL) (sin plaquetas, hay riesgo de hemorragia).

Este síndrome incrementa el riesgo de hemorragia postparto.

Esta complicación puede generar en ti y en el bebé, más riesgo de presentar los mismos tipos de problemas que tendrías en el caso de una preeclampsia severa y la edad gestacional en el momento del parto parece ser el factor decisivo de la mortalidad neonatal.

Si tienes preeclampsia, te harán un análisis de sangre periódicamente para verificar que no haya ningún signo del síndrome de HELLP.

¿Qué es la eclampsia?

Eclampsia es una variedad peligrosa de PE grave en la que la visión borrosa, la apatía, las náuseas y los mareos se convierten en convulsiones, que indican que la enfermedad grave ha afectado al cerebro y que la vida de la embarazada corre peligro.

A veces las convulsiones aparecen sin previo aviso. Por esta razón a todas las mujeres que padecen preeclampsia severa se les da sulfato de magnesio, un anticonvulsivo.

Se establece el diagnóstico cuando después de la semana 20, después del parto o en el puerperio (no más de 30 días), se presentan dos o más de los siguientes síntomas: presión arterial mayor a 160/ 110, proteinuria mayor a 5+ en 24 horas, producción de orina de menos de 500 ml en 24 horas, trastornos cerebrales y edema (hinchazón) generalizado.

Síntomas y signos de la preeclampsia

Saber y conocer acerca de los síntomas de la Preeclampsia, el síndrome de HELLP y otros desórdenes hipertensivos del embarazo, te podrá ayudar a identificar el problema en la etapa temprana y así asegurarte un mejor pronóstico.

Un síntoma es algo que experimentas y reconoces como el dolor de cabeza o visión borrosa, sin embargo, algunas características de la preeclampsia son signos que pueden medirse pero que no son aparentes para ti, como por ejemplo, la presión arterial elevada.

Síntomas de preeclampsia

Sin síntomas: La preeclampsia es un problema serio del embarazo y puede ser particularmente peligroso porque muchos de los signos son silenciosos mientras que otros parecen “efectos normales” del embarazo. Con frecuencia, una mujer sufre de preeclampsia no se siente enferma y se sorprende y frustra cuando le piden que se hospitalice o la mandan a reposo absoluto.

La elevación de la presión arterial (hipertensión) es un signo importante de la preeclampsia y de hecho se le ha llegado a llamar el “asesino silencioso” porque muchas personas no pueden “sentir” la elevación de su presión arterial.

Es por esto que es importante que la embarazada tenga conocimiento de los signos que debe observar para que se le pueda dar el tratamiento adecuado. Te insistimos en la importancia de familiarizarte con ellos para que tomes las medidas adecuadas.

De esta manera sabrás que en cada visita prenatal deberán de tomarte la presión y analizar la orina para buscar presencia de proteínas. Pregúntale a tu médico si observas que alguno de estos pasos es omitido.

Hipertensión arterial: La elevación de la presión arterial durante el embarazo es una de las banderas rojas que avisan que se está desarrollando una preeclampsia. Y aun cuando no sea un signo de PE, de todas maneras es un problema.

Se considera que tienes hipertensión arterial si tienes un valor sistólico de 140 milímetros de mercurio (mmHg) o mayor o un valor diastólico de 90 mmHg o superior. Debido a que la tensión arterial puede fluctuar durante el día, será necesario que la revisen más de una vez para verificar que esté constantemente alta.

¿Qué puedes hacer tú? Conoce tu presión arterial desde antes del embarazo, especialmente si se considera como “baja”. Y pregúntale a tu médico, en cada visita, cuál es tu presión arterial ese día. Anótala.

Si te es posible, tómate cada semana la presión arterial a la misma hora y en la misma posición y anótala. Enséñale al doctor este registro y avísale de inmediato si descubres una elevación significativa entre cada visita.

Las mediciones caseras no deben suplir las visitas prenatales y tampoco una lectura “normal” puede significar que ignores otros síntomas de preeclampsia.

Proteína en la orina (proteinuria): Es otro signo de preeclampsia y es el resultado de que las proteína –que normalmente se encuentran confinadas en la sangre por la filtración de los riñones- se encuentran en tu orina. Esto sucede porque la preeclampsia daña temporalmente este filtro. Una simple prueba realizada con una tira reactiva en tu orina, puede decir si existe este problema.

Cuando la lectura es de +1 o más, esto puede significar el inicio de la preeclampsia aun cuando tu presión arterial puede estar en menos de 140/90. Si eso te preocupa o si ya has tenido PE con anterioridad, puedes comprar estas tiras reactivas en la farmacia y hacerte la prueba en tu casa. Cuando la lectura es de +2 o más, llama de inmediato a tu médico.

Es probable que te pida que juntes la orina de 24 horas para determinar la cantidad exacta de proteína.

La orina de color oscuro es, generalmente, el resultado de una toma baja de líquidos y puede estar asociada con deshidratación. Sin embargo, una orina oscura, rojiza o del color de la coca cola, puede indicar un problema, llama a tu médico.

Hinchazón (edema): Es normal hincharte un poco durante el embarazo, pero el edema en sí es la acumulación de un exceso de líquido y puede ser una preocupación cuando ocurre en tu cara, alrededor de los ojos o en tus manos.

Nota: se considera normal que se presente algo de hinchazón en los pies y los tobillos con el embarazo (a partir del segundo trimestre).

Si piensas que tu cara se ve demasiado llena, si la hinchazón en tus manos y pies es severa y notas que se hacen pozos (cuando te aprietas con el dedo en la piel y el pozo permanece por unos segundos) o que hay zonas descoloridas en tus piernas, llama a tu médico de inmediato. Eleva los pies pero evita permanecer sentada por largos periodos de tiempo.

Dolor de cabeza: Un dolor sordo o severo de cabeza que generalmente se describe como migraña y que simplemente no se acaba de quitar, es algo de lo que te debes de preocupar.

Si los medicamentos que compraste en la farmacia no te sirven, si el dolor es fuerte y te molesta la luz o si se acompaña de cambios en la visión, llama de inmediato a tu médico y trata de verlo ese mismo día.

Nausea o vómito: La nausea y el vómito son particularmente significativos cuando se inician después de la mitad del embarazo. Las “nauseas matutinas” deben desaparecer después del primer trimestre y su súbita aparición posterior, deben relacionarse con preeclampsia.

Llama de inmediato a tu médico. La nausea y el vómito pueden confundirse con una gripa o con problemas de vesícula, así que insiste que te tomen la presión arterial y que verifiquen tu orina para la proteinuria.

Dolor abdominal (en el área estomacal) y/o dolor en el hombro: Este tipo de dolor abdominal al que generalmente se le llama “dolor en el epigastrio” (en la boca del estómago), aparece bajo las costillas y del lado derecho. Puede confundirse con acidez estomacal, problemas de vesícula, gripa, indigestión o dolor por las patadas del bebé.

El dolor en el hombro se le llama “dolor reflejo” porque se irradia desde el hígado debajo de las costillas derechas.

El dolor de la espalda baja es diferente del dolor muscular común en el embarazo porque generalmente es más agudo y específico. El dolor del hombro se puede sentir como si alguien estuviera picándote fuertemente a lo largo del tirante del brasiere o en el cuello y puede ser doloroso acostarte del lado derecho.

Todos estos signos pueden ser síntomas del síndrome de HELLP o de un problema relacionado en el hígado.

El dolor en esta área debe ser tomado con seriedad, no lo ignores y te vayas a la cama. Llama a tu médico de inmediato.

Dolor de la espalda baja: Este dolor es una queja común en el embarazo. Sin embargo, algunas veces puede estar indicando la presencia de un problema con el hígado, especialmente si se acompaña de otros síntomas de preeclampsia.

Llama a tu médico y menciónale este problema, sobre todo si se acompaña de otros síntomas.

Ganancia súbita de peso: Aumento repentino de peso en un período de 1 a 2 días y más de 1 kilo por semana, puede ser un indicador de preeclampsia. Los vasos sanguíneos dañados permiten que se filtre más líquido y que se quede estancado en tus tejidos sin que pueda pasar a tus riñones para ser excretado.

No trates de bajar de peso durante el embarazo mediante una restricción en tu dieta. Aliméntate bien con una dieta sana y balanceada que incluya verduras y frutas crudas. Evita el exceso de sal y permanece dentro de tu peso ya que se sabe que la obesidad incrementa los riesgos de presentar eclampsia.

Cuidado con las dietas con un exceso de proteína que pueden causar problemas renales. Asegúrate de tomar suficiente líquido y de hacer ejercicio. Durante las visitas prenatales no disimules la ganancia de peso brincándote una comida. La medición exacta de tu peso es vital para hacer el diagnóstico.

Cambios en la visión: Los cambios en la visión son uno de los síntomas más serios de la preeclampsia y pueden estar asociados con irritación del sistema nervioso central o ser un indicador de la hinchazón del cerebro (edema cerebral).

Los cambios en la visión incluyen sensaciones de lucecitas, auras, sensibilidad a la luz o visión borrosa o con manchas.

Si estás experimentando cualquiera de estos cambios, debes contactar a tu médico de inmediato o irte directamente al hospital. Estos síntomas son muy serios y no deben desatenderse ni siquiera para la mañana siguiente.

Hiperreflexia: Es cuando tus reflejos son tan fuertes que cuando te tocan la rodilla con un “martillo” de hule, tu pierna sube de inmediato y fuertemente. Este signo lo mide el médico y es difícil que tú lo notes.

Dificultad para respirar, ansiedad: Dificultad para respirar, el pulso acelerado, confusión mental, una sensación alta de ansiedad y de que algo malo va a pasar, pueden también ser síntomas de preeclampsia. Si estos signos son nuevos para ti, pueden ser un indicador de una elevación de la presión arterial o –más raramente- de acumulación de líquido dentro de tus pulmones (edema pulmonar).

Llama a tu médico de inmediato si estos síntomas son nuevos. Durante el embarazo es importante escucharte a ti misma. Si algo no está bien, sigue tus instintos y llama al médico. Nunca tengas miedo de llamarlo. Los peores pronósticos de la preeclampsia pueden evitarse cuando el problema se reconoce precozmente.

Diagnóstico de la preeclampsia

Se puede diagnosticar preeclampsia cuando tu presión arterial se eleva súbitamente y aparecen proteínas en la orina al hacerte chequeos prenatales, o si manifiestas síntomas de preeclampsia. Si tu médico piensa que tienes preeclampsia, generalmente tendrás que ir al hospital a hacerte más pruebas. Es posible que debas ingresar en el hospital hasta que nazca el bebé.

Si te diagnostican preeclampsia, probablemente tendrás que hacerte las siguientes pruebas:

  • Medición de la presión arterial aproximadamente cada cuatro horas, o con mayor frecuencia, dependiendo de la gravedad de tu afección.
    • La preeclampsia provoca que los vasos sanguíneos se contraigan, lo que genera hipertensión y disminución del riego sanguíneo. Esto puede afectar muchos órganos de tu cuerpo, como el hígado, los riñones y el cerebro.
  • Se tomarán muestra de orina de 24 horas para medir, en el laboratorio, el monto exacto de proteína en tu orina.
  • Análisis de sangre, incluyendo función renal y de hígado y pruebas de coagulación sanguínea.
  • Ultrasonidos para detectar restricción del crecimiento intrauterino, flujo sanguíneo en el cordón umbilical y volumen de líquido que rodea al bebé.
  • Si hay un menor riego sanguíneo hacia el útero, el bebé puede tener problemas como bajo crecimiento, muy poco líquido amniótico y desprendimiento prematuro de placenta (cuando la placenta se separa de la pared uterina antes del parto).

La preeclampsia puede ir de leve a severa y progresar lenta o rápidamente. Tu doctor verificará si padeces esta condición en cada visita prenatal. Te tomará la presión y revisará tu muestra de orina para ver si detecta proteína.

Tratamiento y sobrevivencia

La única “cura” para la preeclampsia es el parto, en algunos casos aun cuando el bebé todavía no sea viable y en otros, los médicos pueden considerar desarrollar un plan que le permita al bebé más tiempo para desarrollarse y crecer.

Todo va a depender del grado de gravedad, de cuántas semanas de embarazo tengas y de cómo se encuentre tu bebé. Probablemente te hospitalizarán al menos para hacerte una evaluación inicial y posiblemente durante el resto del embarazo te harán controles rigurosos.

Estos embarazos son vigilados muy cercanamente para que, si tu condición es estable, haya posibilidad de esperar a que el trabajo de parto comience normalmente. En caso de que la situación empeore, se inducirá el parto de inmediato antes de que la preeclampsia amenace la vida de la madre.

Si tu condición es grave, es posible que haya que inducir el parto de inmediato. Frecuentemente ello se hará mediante una cesárea. Si el embarazo es prematuro, se te podrían inyectar esteroides –en una única dosis- el día antes del parto. Ello estimula el desarrollo de los pulmones del bebé y reduce el riesgo de que tenga dificultades para respirar.

Si la preeclampsia es severa y no se realiza el parto, la madre puede morir. La eclampsia se considera como la segunda causa de muerte materna, sin embargo, cuando hay un diagnóstico temprano, los médicos pueden tomar medidas para mejorar la sobrevivencia del binomio madre-hijo.

Si tienes preeclampsia leve y te encuentras en la semana 37 o más, probablemente te provocarán el parto de inmediato, especialmente si el cuello uterino está comenzando a afinarse y dilatarse. O, si hay signos de que tú o tu bebé no pueden tolerar el parto, te practicarán una cesárea.

Si todavía no estás en la semana 37, la complicación es leve y parece estable, y tu bebé está bien, posiblemente no necesites dar a luz de inmediato. Por el contrario, puede que te envíen a casa y te digan que intentes descansar lo más posible. Quizás tu doctor te pida que controles tu tensión sanguínea en casa regularmente o te mande una enfermera para que la verifique. O bien, tu médico puede querer que permanezcas internada para que hagas reposo en cama y te puedan hacer controles.

Si bien no hay estudios que demuestren que el reposo en cama mejora el pronóstico clínico tuyo y del bebé cuando tienes preeclampsia, la tensión arterial es por lo general más baja cuando descansas. Por eso la mayoría de los médicos sugieren reducir las actividades o hacer algo de reposo. (El reposo absoluto, en el que te obligan a permanecer en cama por periodos prolongados, probablemente no te ayudaría y aumentaría el riesgo de que se formaran coágulos de sangre).

Independientemente de si te encuentras en tu casa o en el hospital, tú y tu bebé serán sometidos a controles rigurosos durante el resto del embarazo. Si estás en tu casa, esto significará que deberás hacer visitas frecuentes al médico para que verifique tu tensión sanguínea y te haga análisis de orina y además para que te hagan ecografías y cardiotocografías (estudios para vigilar los latidos del corazón de tu bebé) en reposo. Además, tendrás que contar los movimientos fetales todos los días.

Si en algún momento los síntomas indican que la preeclampsia está empeorando o que tu bebé no está bien, te volverán a internar y posiblemente tendrás que dar a luz.

Si te diagnostican preeclampsia grave, tendrás que pasar el resto del embarazo en el hospital. Y puede ser que te trasladen a un hospital en donde pueda atenderte un especialista en embarazos de alto riesgo. Te darán sulfato de magnesio por vía intravenosa o algún otro tratamiento para prevenir convulsiones y otra medicación para bajar la tensión arterial, si es que se encuentra demasiado alta.

Te inducirán el parto (o, en ciertas situaciones, te practicarán una cesárea) al primer indicio de que la preeclampsia está empeorando (por ejemplo, si tienes HELLP o eclampsia) o si tu bebé no está bien, independientemente del momento del embarazo en que te encuentres.

Si desarrollas preeclampsia durante el parto, te harán controles rigurosos. Según tu situación particular, puede ser que te administren medicamentos para prevenir convulsiones y medicación para bajar la presión.

Después del parto, permanecerás bajo estricta supervisión durante algunos días para verificar tu tensión arterial y controlar que no haya indicios de otras complicaciones. Muchos casos de eclampsia y del síndrome de HELLP ocurren después del parto, generalmente durante las primeras 48 horas. Por eso, no te extrañe que te sigan tomando la tensión con frecuencia.

La tensión arterial empieza a bajar en un día más o menos, en la mayoría de las mujeres, especialmente si tienen preeclampsia leve. En casos más severos, la tensión arterial puede permanecer elevada por más tiempo.

A las mujeres que presentan cuadros más graves se les administra sulfato de magnesio por vía intravenosa, durante por lo menos 24 horas después del parto. El objetivo es ayudar a prevenir las convulsiones. Lo más probable es las manden a casa con medicación para controlar la tensión arterial.

Pronóstico

Los signos y síntomas de preeclampsia generalmente desaparecen por completo 6 semanas después del parto. Sin embargo, algunas veces, la hipertensión arterial empeora en los primeros días posteriores al parto.

Si tuviste preeclampsia, eres más propensa a desarrollarla de nuevo en otro embarazo; sin embargo, normalmente no será tan grave como la primera vez.

Si has tenido hipertensión arterial durante más de un embarazo, eres más propensa a padecerla cuando envejezcas.

Complicaciones

  1. Se relaciona la preeclampsia a una vasoconstricción arterial que puede provocar una disminución en la llegada de sangre a órganos de la madre importantes como los riñones, hígado, cerebro y placenta. Con eso se reduce la llegada de alimentos y oxígeno al bebé, comprometiendo el crecimiento intrauterino (retraso del crecimiento intrauterino) y disminuyendo el volumen de líquido amniótico.
  2. La hipertensión también aumenta el riesgo de abruptio placentae, que es el desprendimiento prematuro de la placenta de la pared uterina antes del parto. Cuando es grave puede provocar hemorragia abundante y shock, situaciones peligrosas para la madre y el bebé.
    1. El síntoma más común de abruptio placentae es la hemorragia vaginal después de las 20 semanas de embarazo. Se recomienda a las mujeres embarazadas informar siempre cualquier hemorragia vaginal a su médico de inmediato. Si bien todas las mujeres que padecen hipertensión durante el embarazo están expuestas al riesgo de padecer estos problemas, el riesgo es mayor en las mujeres con preeclampsia, incluidas aquellas que padecen hipertensión crónica acompañada de preeclampsia.
  3. Insuficiencia renal aguda debida a la presencia de proteínas en la orina que impiden una buena circulación sanguínea en el riñón y, por lo tanto, un buen filtrado.
  4. Edema pulmonar agudo (el pulmón se llena de líquido)
  5. Edema cerebral.

La preeclampsia puede en raros casos evolucionar rápidamente y convertirse en eclampsia, que provoca convulsiones y estado de coma.

Estas complicaciones se observan en las mujeres que desarrollan preeclampsia antes de las 32 semanas del embarazo y en aquellas con condiciones médicas preexistentes.

Consecuencias para el bebé 

  • Prematurez y retraso en el crecimiento fetal
  • Bajo peso al nacer
  • Predisposición a infecciones
  • Complicaciones respiratorias graves.
  • Muerte dentro del útero.

La hipertensión causada por la preeclampsia puede afectar negativamente al feto al causar el angostamiento de las arterias placentarias y causar una reducción grave del flujo sanguíneo a ciertas áreas de la placenta.

Si el flujo sanguíneo permanece restringido, ciertas áreas de la placenta pueden “morir” y poner al bebé en peligro.

Detección temprana de la preeclampsia

Es un objetivo importante para tu médico, que pueda predecir si tienes riesgo de desarrollar preeclampsia antes de que la enfermedad se haga ostensible. Esto le permitirá llevar un control más estrecho de tu embarazo y tomar medidas de prevención que puedan reducir el riesgo.

Como ya lo mencionamos anteriormente, la base de esta detección es una combinación de elementos que se agrupan en:

  • Factores clínicos: Los elementos clínicos para la detección de la PE son aquellos antecedentes de la historia materna que son los “factores de riesgo” para desarrollar esta condición.
  • Ecográficos: El marcador ecográfico en la PE es el doppler de arteria uterina (es una técnica que utiliza el ultrasonido para estudiar el flujo sanguíneo de una arteria), que constituye una forma indirecta de evaluar el flujo sanguíneo entre el útero y la placenta. Si la placentación fue inadecuada, este flujo estará disminuido.
    • La eficacia de la ecografía Doppler durante el primer trimestre de embarazo sigue constituyendo un importante aspecto de investigación.
    • En el caso de los embarazos de mayor riesgo, la evaluación mediante Doppler se debe repetir en el segundo trimestre.
  • Estudios de laboratorio: Se ha demostrado que la evaluación sencilla de las concentraciones de dos hormonas llamadas PAPP-A y PlGF pueden evaluar el riesgo de preeclampsia.

¿Cómo puede prevenirse?

No se sabe cómo se puede prevenir la preeclampsia, aunque existen muchas investigaciones en curso. Sin embargo, si estás pensando en embarazarte y tienes la presión arterial elevada, acude a tu médico. Si tomas medidas básicas para controlar tu hipertensión antes y durante el embarazo, tendrás muchas más posibilidades de prevenir la preeclampsia.

Una vez embarazada, la prevención se hace a través del monitoreo de la presión arterial y los niveles de proteína en la orina que se realizan cada mes en la visita prenatal. Si tienes un alto riesgo de desarrollar preeclampsia, es probable que tu doctor te concierte más visitas prenatales durante el tercer trimestre con el objetivo de detectar esa condición lo más pronto posible.

Es también importante que sepas reconocer los síntomas de la preeclampsia, de manera que puedas ponerlo sobre aviso y recibir el tratamiento adecuado cuanto antes.

En caso de reconocer factores de riesgo, el médico puede tomar algunas medidas:

  • Uso de aspirina: Se cree que el daño placentario causado por la preeclampsia deriva en la activación de las plaquetas y el sistema de coagulación. Las mujeres con PE producen exceso de tromboxano, una sustancia que estimula la formación de coágulos.
    • La aspirina tiene capacidad para inhibir la producción de esta sustancia. La aspirina se ha probado tanto para la prevención como para el tratamiento de la PE. Se concluyó, por tanto, que la administración de aspirina en dosis reducidas puede estar justificada en el caso de las mujeres con PE temprana cuya situación precise un parto pretérmino. Estudios más recientes señalan que es posible que sea preciso iniciar el tratamiento con aspirina en el primer trimestre de embarazo y concluyeron que la aspirina reduce el riesgo de muerte perinatal y desarrollo de preeclampsia en mujeres con factores de riesgo.
    • Ojo: Solo debes tomar aspirina cuando el médico te indicado que lo hagas, porque ella puede causar sangrado durante el embarazo y en el parto.
  • Uso de calcio: La base de datos Cochrane de revisión de ensayos clínicos reveló que el suplemento de calcio durante el embarazo constituye un medio seguro y relativamente barato para reducir el riesgo de hipertensión en mujeres pertenecientes a los grupos de riesgo. Un estudio más reciente ha determinado que el suplemento de calcio no previene la PE, pero sí reduce la gravedad de la afección y el índice de morbilidad materna y neonatal.
  • L-Arginina: Un estudio realizado en el Instituto Nacional de Perinatología demostró su eficacia en embarazos de muy alto riesgo, aun está pendiente la prueba de su eficacia en la población general.

¿Existe una prueba que pueda detectar el riesgo de desarrollar preeclampsia?

Todavía no. Sin embargo, los investigadores están estudiando algunas proteínas que produce la placenta, las cuales son más elevadas en la sangre de las mujeres que desarrollan preeclampsia. Los especialistas tienen la esperanza de que algún tipo de prueba esté disponible en el futuro.

¿En qué se diferencia la preeclampsia de la hipertensión gestacional?

Si presentas hipertensión después de la semana 20 de embarazo pero no tienes proteína en la orina, se dice que tienes hipertensión gestacional (también conocida como hipertensión inducida por el embarazo). Si más adelante te encuentran proteína en la orina, tu diagnóstico pasa a ser preeclampsia. Esto le sucede a alrededor de una cuarta parte de las mujeres a quienes les diagnosticaron en un principio hipertensión gestacional.

Lo más probable es que la tensión arterial vuelva a su nivel normal después de que tengas al bebé. Si la tensión arterial se encuentra todavía alta tres meses después del parto, te diagnosticarán hipertensión crónica. Eso no significa que la hipertensión gestacional te haya producido hipertensión crónica. Por el contrario, probablemente la hayas tenido en todo momento y simplemente no te diste cuenta.

El embarazo generalmente hace que la tensión arterial disminuya al final del primer trimestre y durante gran parte del segundo trimestre, de manera que es posible que oculte temporalmente la hipertensión crónica. Por eso, si recién tuviste tu primera visita prenatal al final del primer trimestre o incluso más tarde, puede que el médico no la detecte hasta que el embarazo haya avanzado más.

Consecuencias a largo plazo

Diversos estudios epidemiológicos revelan que existe una relación entre la PE y un aumento del riesgo de que la madre padezca alguna cardiopatía coronaria a lo largo de su vida. Se ha observado que el riesgo de morir de una enfermedad cardiovascular que presentan las mujeres que padecen PE y, como consecuencia, tienen un parto pretérmino, es ocho veces superior que el de las mujeres que no desarrollan PE y cuyo embarazo llega a término.

La PE pretérmino suele asociarse a un crecimiento fetal reducido. Los recién nacidos pequeños para su edad gestacional son más propensos a padecer diabetes o enfermedades cardiovasculares a lo largo de su vida. Además, existen indicios de que el estrés durante el embarazo se transmite al feto a través de la placenta y afecta al temperamento del recién nacido.

Glosario de algunos términos relacionados

Retraso del crecimiento intrauterino (RCI) es la incapacidad del feto de desarrollar su potencial de crecimiento como consecuencia de factores genéticos o ambientales (en este caso y como ya lo mencionamos, la disfunción de la placenta retrasa e impide el desarrollo del bebé).

Pequeño para la edad gestacional (PEG) es todo aquel con un peso de nacimiento inferior al promedio que le correspondería de acuerdo a su edad gestacional. Todos los recién nacidos con RCI son invariablemente recién nacidos PEG.

Parto pretérmino (PPT) se aplica a los resultados del embarazo cuando el parto tiene lugar antes de que se cumplan 37 semanas completas de gestación.

Resultado normal hace referencia a todo parto a término (≥37 semanas) de un bebé vivo con un peso al nacer adecuado y ninguno de los síntomas asociados a la PE y sus subtipos, a la eclampsia, el síndrome HELLP.

Referencias:

Parto Prematuro
Complicaciones, Durante, Embarazo, Otras

Parto Prematuro

Introducción

Para la mayoría de las mujeres, el embarazo dura 40 semanas, pero algunas veces, termina antes de las 37 semanas.

El parto prematuro se define como el parto que se produce entre las semanas 20 a 37 del embarazo debido a la presencia de contracciones regulares –que se inician antes de la semana 37 del embarazo- las cuales dan lugar a cambios en el cuello uterino: borramiento (cuando se adelgaza el cuello uterino) y dilatación (cuando el cuello uterino se abre para que el feto pueda entrar en el canal de parto).

 Es un problema no sólo obstétrico, sino también neonatal, ya que se asocia con un alto índice de complicaciones para el recién nacido, incluyendo la muerte del mismo.

En caso de parto prematuro, puede ser que alguno de los sistemas orgánicos del bebé no esté completamente desarrollado o “maduro” para funcionar y aunque tengamos un bebé que parece totalmente sano y de peso adecuado el hecho de que su cuerpo no esté listo para desempeñarse normalmente fuera del vientre materno, aumenta considerablemente el riesgo de complicaciones serias que puedan afectar su salud y su desarrollo además de incrementar el costo de atención en forma importante.

Mientras más se adelante el parto, mayores serán los problemas de salud que tendrá el bebé.

Antes de la semana 20 se considera aborto.

Clasificación

Parto prematuro planeado o espontáneo

  • Alrededor de una cuarta parte de todos los nacimientos prematuros son planeados. Por ejemplo, el equipo médico puede decidir inducir el parto o practicar una cesárea antes de la fecha prevista para el parto debido a una complicación médica grave, como una preeclampsia intensa, o porque el bebé ha dejado de crecer.
  • El resto, son nacimientos prematuros espontáneos. Un nacimiento prematuro espontáneo ocurre cuando el parto empieza antes de tiempo, cuando se rompe la fuente de aguas antes de lo previsto, o cuando el cuello uterino se dilata prematuramente sin contracciones, lo que se denomina insuficiencia cervical o cervicouterina.

Un parto prematuro le puede ocurrir a cualquier mujer embarazada. Pero algunas mujeres están más propensas que otras.

¿Quiénes corren el riesgo de tener un parto prematuro?

El parto pretérmino o prematuro aparece en el 5-10% de las embarazadas. Todas las mujeres embarazadas corren el riesgo.

Por esta razón, es muy importante que todas las mujeres embarazadas conozcan los factores de riesgo, los síntomas de parto prematuro y qué hacer si sospechan que pueden estar teniendo un parto prematuro.

¿Cuál es la causa de un parto prematuro?

Si bien generalmente se desconoce la causa, hay distintos factores que pueden influir:

Factores sociológicos:

  • La raza: las mujeres de raza negra tienen una tasa de prematuridad del 16 al 18 %, comparado con el 7 al 9 % en mujeres blancas.
  • La edad: las mujeres menores de 17 y mayores de 35 años, tienen mayor riesgo de presentar parto pretérmino.
  • El bajo nivel cultural y socioeconómico.

Factores fisiológicos:

Infecciones maternas    

  • Algunas infecciones del aparato genital se asocian a un mayor riesgo de parto prematuro. Las sustancias que producen las bacterias pueden debilitar las membranas que rodean al saco amniótico y provocar su ruptura temprana. Incluso si las membranas permanecen intactas, las bacterias pueden causar una infección e inflamación en el útero, lo que podría acabar provocando un parto prematuro.
  • Seguramente en tu primera visita prenatal te hicieron pruebas para descartar infecciones de transmisión sexual tales como clamidia y gonorrea. Si dieron positivas, tanto tú como tu pareja deberían haber recibido tratamiento de inmediato. Unas semanas después te deberían haber hecho otra prueba y te habrán pedido que uses condones al tener relaciones sexuales durante el resto de tu embarazo.
    • Si ya tuviste anteriormente un parto prematuro, también te pueden haber hecho un análisis para ver si tenías vaginosis bacteriana, una causa común de flujo vaginal en mujeres en edad de procrear, es una afección en la cual las bacterias “buenas” y las “malas” están en desequilibrio.
    • Los especialistas no coinciden en si vale la pena hacerles estudios a las mujeres embarazadas que no presentan síntomas. (Si tienes síntomas de vaginosis bacteriana, te realizarán análisis y recibirás tratamiento con antibióticos, de ser necesario).
  • Seguramente no te habrán realizado un análisis para verificar si tienes tricomoniasis a menos que presentes síntomas. A las mujeres embarazadas por lo general no se les hacen pruebas de detección de esta infección. Sin embargo, a las mujeres embarazadas con flujo vaginal anormal se les deben hacer pruebas de detección y dar el tratamiento adecuado.
  • Algunas infecciones no uterinas, como la infección de riñón, pulmonía y apendicitis, también aumentan el riesgo de parto prematuro.
  • También corres más riesgo de tener un parto prematuro si padeces un tipo de infección urinaria llamado bacteriuria asintomática, una condición en la que hay bacterias en tu tracto urinario, pero no presentas síntomas. Esta es la razón por la que les hacen análisis de orina a todas las mujeres embarazadas.

Problemas con la placenta: Algún problema con la placenta como placenta previa o desprendimiento prematuro de placenta.

Problemas con el útero: Un útero demasiado grande, lo cual ocurre a menudo cuando tienes un embarazo múltiple o demasiado líquido amniótico.

  • Tienes malformaciones uterinas
  • Cuerpo extraño (el DIU se quedó adherido al útero).
  • Miomas uterinos.

Problemas con el cuello uterino: Anomalías estructurales del útero o del cuello uterino, como por ejemplo un cuello uterino de menos de 25 milímetros de largo que se acorta, afina o dilata sin contracciones, lo que se denomina insuficiencia cervical. La insuficiencia cervical puede ser resultado de una cirugía cervical o puedes haber nacido con ella.

Cirugías durante el embarazo: Tener una cirugía abdominal durante el embarazo (por ejemplo, para extirpar el apéndice, la vesícula biliar, o un quiste en el ovario).

Antecedente de un nacimiento prematuro: es uno de los factores predictivos más importantes para esperar que el problema se presente en el siguiente embarazo. De hecho, entre más temprano sea el nacimiento en el embarazo anterior, más alto el riesgo de que el próximo embarazo se complique con un nacimiento antes de término.

Has dado a luz en los últimos 18 meses (especialmente si quedaste embarazada los seis meses siguientes a dar a luz a tu anterior bebé).

Has tenido sangrados vaginales en el primer y segundo trimestre. Si has tenido sangrados durante más de un trimestre, el riesgo aumenta.

Padeciste anemia de moderada a severa al comienzo del embarazo.

Preeclampsia, una forma de presión sanguínea alta que puede desarrollarse en la segunda mitad del embarazo.

Problemas previos de salud de la madre tales como enfermedad renal, diabetes, enfermedad cardiaca, padecimientos de la Tiroides, que no estén controlados.

Estilo de vida 

  • Estabas demasiado delgada antes de quedar embarazada, o no aumentas el peso necesario durante el embarazo
  • Tabaquismo
  • El estrés severo durante el embarazo. La teoría es que el estrés intenso puede provocar la liberación de hormonas que desencadenan las contracciones del útero y el parto prematuro.
  • Maltrato físico, sexual o emocional.
  • Ingesta de bebidas alcohólicas o uso de drogas ilegales.

Factores fetales

  • Anomalías congénitas.
  • Muerte del bebé en el útero.
  • Macrosomía fetal (el bebé es muy grande).
  • Infecciones intrauterinas como la provocada por citomegalovirus o rubéola.

¿Cuáles son los síntomas de un parto prematuro?

Un parto prematuro normalmente NO es doloroso y la embarazada podría estar en labor de parto prematuro si tiene cualquiera de los siguientes síntomas:

  • Sangrado y/o cólicos en el abdomen (que pueden ser intermitentes).
  • Contracciones con lumbago (dolor en la parte baja de la espalda) o presión en la ingle o los muslos. Tienes la sensación de que el bebé está empujando hacia abajo.
  • Líquido que se filtra desde la vagina en gotas o en chorro.
  • Sangrado vaginal rojo y brillante.
  • Una secreción espesa y mucosa con sangre proveniente de la vagina.
  • Rompes fuente (ruptura de membranas).
  • Más de cinco contracciones por hora o contracciones que son regulares y dolorosas.
  • Contracciones que se vuelven más prolongadas, más fuertes y más cercanas.
  • Retortijones o calambres abdominales (con o sin diarrea).

Si comienzas a tener cualquiera de estos síntomas entre las semanas 20 y 37 de gestación, debes hacer algo al respecto. No dejes que nadie te diga que estos síntomas son “malestares normales del embarazo”

Tener síntomas de parto prematuro no quiere decir que darás a luz a un bebé prematuro. Aproximadamente la mitad de las mujeres que experimentan el comienzo de un parto prematuro acaban dando a luz a las 37 semanas o más tarde.

¿Qué es una contracción?

Una contracción es la palabra médica para dolor de parto. Cuando viene una contracción, la panza se endurece o se siente apretada (como si el bebé se hiciera una bola). Te puede venir una contracción cuando te acuestas, tienes relaciones sexuales o al subir y bajar escaleras. Esto es normal. Pero si tienes 4 o más contracciones en una hora, entonces son demasiadas.

  • ¿Cómo puedes saber si son realmente contracciones?
    • Acuéstate de un lado y pon tu mano sobre la panza.
    • Estás con contracciones si sientes que tu estómago se endurece y luego se ablanda.
    • Toma el tiempo. Anota la hora cuando te empieza la contracción y vuélvela a anotar cuando te empieza la siguiente.
  • ¿Cada cuándo debes revisarte por contracciones?: Por lo menos dos veces al día pon tus manos sobre la panza y siente si tienes contracciones. Repítelo a la misma hora cada día si es posible. No te debes confundir con las contracciones de Braxton Hicks que también son indoloras pero necesariamente menos frecuentes.

Diagnóstico

Si presentas alguno de los síntomas mencionados anteriormente, no esperes. Llama al consultorio de tu médico o vete directamente al hospital.

Aun si las contracciones son regulares, solo se puede diagnosticar trabajo de parto prematuro cuando se detectan cambios en el cuello uterino. Tu médico puede realizar un examen pélvico para determinar si el cuello uterino ha comenzado a cambiar. Es posible que haya que examinarte varias veces durante un período de unas horas. También se dará seguimiento a las contracciones y al bienestar del bebé.

¿Existen análisis que puedan predecir la probabilidad de tener un parto prematuro?

Hay dos pruebas de detección para aquellas mujeres que presentan síntomas de parto prematuro o que corren el riesgo de tenerlo. Los resultados negativos son especialmente útiles, ya que pueden ayudarte a evitar intervenciones innecesarias y al mismo tiempo tranquilizarte.

Las investigaciones no han demostrado que éstos sean útiles para las mujeres que no se consideran de alto riesgo y que no presentan síntomas.

Las dos pruebas son:

Medición de la longitud del cuello uterino mediante un ultrasonido o ecografía

Quizás tu doctor haya medido la longitud de tu cuello uterino durante la primera visita prenatal. Si ve algo que le preocupa, puede recomendar un ultrasonido para medir tu cuello uterino con más precisión y observa señales de que está cambiando. Si empieza a adelgazarse o dilatarse a mitad del embarazo el riesgo de un parto prematuro es mayor.

Si el ultrasonido muestra que tu cuello uterino está comenzando a cambiar, probablemente el médico te recomendará que reduzcas tus niveles de actividad física y horas de trabajo, que evites tener relaciones sexuales y que dejes de fumar, si todavía no lo has hecho. Dependiendo de tu situación y de la edad gestacional del bebé, podrían realizarte otro ultrasonido en las próximas semanas.

Si aún no has llegado a la semana 24 y tu cuello uterino está cambiando, pero no tienes contracciones, el médico te puede recomendar un cerclaje, que es un procedimiento mediante el cual se realiza una sutura alrededor del cuello del útero (se cose con un punto de hilo fuerte) para reforzarlo y ayudarlo a mantenerse cerrado. Sin embargo, este procedimiento presenta algunos riesgos, y existe mucha controversia sobre si es suficientemente eficaz y si vale la pena hacerlo.

Tu doctor determinará si eres una buena candidata para este procedimiento.

Prueba de detección de fibronectina fetal

Este análisis generalmente se reserva para mujeres que tienen contracciones u otros síntomas de parto prematuro. La fibronectina fetal (fFN) es una proteína producida por las membranas fetales. Si en una muestra de tus secreciones cervicales y vaginales tomada entre las semanas 24 y 34 de embarazo aparece una cantidad mayor de lo que debería, se considerará que corres más riesgo de tener un parto prematuro.

Si el resultado del análisis da positivo quizás tu médico te recete medicamentos para detener el parto a corto plazo y corticoesteroides para ayudar a que los pulmones del bebé maduren más rápido.

Sin embargo, el análisis indica con mayor precisión la fecha en la que no darás a luz, que la fecha en la que empezará el parto. Si el resultado de fFN da negativo, es muy poco probable que tengas un parto prematuro durante las próximas dos semanas. Un resultado negativo puede tranquilizarte y ayudarte a evitar la internación en un hospital o bien otros tratamiento innecesarios.

Tratamiento

Es difícil para los médicos pronosticar cuáles mujeres que presentan trabajo de parto prematuro tendrán un nacimiento prematuro. Solo un 10% de las mujeres que presentan trabajo de parto prematuro dan a luz dentro de un plazo de 7 días. En un 30% de las mujeres, el trabajo de parto prematuro se detiene por su cuenta.

Si tienes síntomas de parto prematuro o crees que estás perdiendo líquido amniótico, llama a tu médico, quien probablemente te hará ir al hospital para hacerte una evaluación exhaustiva.

Comprobará si tienes contracciones, revisarán la frecuencia cardiaca del bebé, y te examinarán para verificar si has roto aguas. Analizarán tu orina para comprobar si hay signos de infección y tal vez te hagan cultivos cervicales y vaginales. Puede que también te hagan estudios para ver si tienes fibronectina fetal.

Si no has roto la fuente de aguas, tu médico hará un estudio vaginal para evaluar cuánto se ha dilatado o afinado tu cuello uterino. Lo más probable es que además te haga un ultrasonido abdominal para observar la cantidad de líquido amniótico y verificar el crecimiento, la edad gestacional y la posición del bebé.

Algunos médicos también realizan un ultrasonido vaginal para revisar nuevamente la longitud del cuello uterino y ver si hay signos prematuros de afinamiento.

Si todos los análisis dan negativos, tú y el bebé parecen sanos, no has roto aguas y el cuello uterino permanece cerrado y sin afinamiento alguno, luego de unas horas es muy probable que te envíen a casa.

Si el trabajo de parto prematuro continúa, la manera en que se maneja se basa en lo que se considere mejor para tu salud y la de tu bebé. Cuando existe la probabilidad de que el bebé se beneficie si se aplaza el parto, el médico te administrará algunos medicamentos para:

  1. promover el desarrollo de los pulmones y otros órganos del bebé (corticoesteroides),
  2. ayudar a reducir el riesgo de que ocurra parálisis cerebral (sulfato de magnesio).
  3. ayudar a prolongar el embarazo para que los primeros dos medicamentos tengan tiempo para actuar (tocolíticos).

Cuando el trabajo de parto prematuro ha llegado a un punto en que no se puede detener o si hay motivos para que tu bebé nazca antes de lo previsto, es necesario dar a luz al bebé.

Corticoesteroides: Los corticoesteroides son medicamentos que atraviesan la placenta y ayudan a acelerar el desarrollo de los pulmones, el cerebro y los órganos digestivos del bebé. Es más probable que estos medicamentos beneficien al bebé cuando se administran entre la semana 24 y la semana 34 de embarazo.

Cuando el médico considera probable que el parto suceda dentro del plazo de una semana, te administrará un solo ciclo de corticoesteroides. Los mayores beneficios de estos medicamentos ocurren al cabo de 2 días de administrar la dosis, aunque algunos pueden ocurrir después de 24 horas.

Sulfato de magnesio: El sulfato de magnesio es un medicamento que se puede administrar si has estado embarazada por lo menos 32 semanas, si estás con trabajo de parto prematuro y corres el riesgo de dar a luz dentro de las próximas 24 horas.

Este medicamento puede reducir el riesgo de que ocurra parálisis cerebral asociada con partos muy prematuros. El sulfato de magnesio puede producir efectos secundarios leves en la mujer, como náuseas, diarrea y debilidad. Aunque pueden ocurrir complicaciones graves, estas ocurren raras veces.

Antibióticos: para impedir que el bebé contraiga una infección por estreptococo del grupo B. Esto se hace como medida preventiva, ya que los resultados de un análisis se demoran 48 horas.

Tocolíticos: Los tocolíticos son medicamentos que se usan para aplazar el parto por un período breve (hasta por 48 horas). Estos medicamentos permiten que se alargue el tiempo del parto y permita que se te administren los corticoesteroides o sulfato de magnesio y, de ser necesario, que se te pueda trasladar a un hospital que ofrezca atención especializada para bebés prematuros.

Además de su función para proteger contra la parálisis cerebral, el sulfato de magnesio también se puede usar como medicamento tocolítico. Los medicamentos tocolíticos pueden causar efectos secundarios.

Los efectos secundarios dependen del tipo de medicamento. Los tocolíticos se administran cuando se considera que los beneficios del tratamiento son mayores que los riesgos. Las mujeres que presentan síntomas de trabajo de parto prematuro pero no revelan cambios en el cuello uterino no se benefician del tratamiento tocolítico.

Tampoco es beneficioso seguir administrando tocolíticos después de que se haya detenido el trabajo de parto.

Esperar a que se inicie el parto le da al bebé más tiempo para madurar, pero aumenta el riesgo de una infección, lo cual podría ser peligroso para él. Pero a edades gestacionales muy tempranas, por regla general los beneficios de esperar son mayores que los riesgos inherentes a una inducción o cesárea inmediatas.

Durante todo este tiempo tu bebé y tú estarán bajo observación constante. Por supuesto, si desarrollas los síntomas de una infección o hay otras señales que indican que tu bebé no está prosperando, te inducirán o te harán una cesárea.

Si aún no has llegado a las 24 semanas de embarazo, no se recomiendan los antibióticos para el estreptococo del grupo B ni los corticoesteroides. Tu equipo médico te informará sobre el pronóstico de tu bebé y puedes optar por que te induzcan o por esperar.

¿Cómo puedo prevenir un parto pretérmino?

Prevenir un parto prematuro es un gran desafío porque las causas son numerosas, complejas y poco entendidas. Sin embargo, una embarazada puede tomar medidas importantes para reducir el riesgo y mejorar su salud en general que incluyen:

  • Recibir cuidado prenatal regular desde el inicio del embarazo disminuye drásticamente las posibilidades de tener un parto prematuro. Por lo tanto, visita a tu médico tan pronto sospeches que estás embarazada (o todavía mejor, antes de concebir) y hazte chequeos regulares durante todo tu embarazo.
  • Evita el cigarrillo, el alcohol y también las drogas.
  • Come una dieta sana y vigila tu peso. Si subes mucho durante el embarazo, incrementas las posibilidades de desarrollar diabetes gestacional y preeclampsia. Ambas aumentan el riesgo de un parto pretérmino.
  • Toma tus vitaminas prenatales. La toma diaria ayuda a mantener tu salud en general y de hecho, las investigaciones sugieren que el ácido fólico (el cual es sumamente benéfico para tu bebé), puede también ayudar a disminuir el riesgo de que la placenta se separe de la pared uterina (abruptio placenta) y la preeclampsia.
  • Finalmente, discute con tu médico acerca de otras formas de asegurar un embarazo saludable.

¿Qué hacer si tienes síntomas de parto prematuro?

Llama a tu médico o vete al hospital de inmediato. Tu médico puede indicarte que:

  • Vayas a su consultorio o al hospital para un chequeo, o bien que
  • Dejes lo que estuvieras haciendo y descanses recostada sobre el lado izquierdo durante una hora.

Si los síntomas empeoran o no desaparecen después de una hora, llama a tu médico nuevamente o vete al hospital. Si los síntomas desaparecen, descansa el resto del día. Si los síntomas se detienen pero regresan, llama a tu médico nuevamente o vete al hospital.

Preguntas frecuentes

Usé fertilización in vitro (o cualquier otro método de tecnología reproductiva) para embarazarme. ¿Cuál es mi riesgo de tener un parto prematuro?

Las mujeres que conciben a través de tecnología reproductiva tienen un riesgo mayor de parto prematuro principalmente porque existen muchas probabilidades de que sea un embarazo múltiple.

¿Cuándo me puede llevar el bebé a casa?

Eso depende de la cantidad de tratamiento que requieras. Muy probablemente, tu bebé se quedará hospitalizado hasta que pase la línea de los 2,300 gramos (5 libras) y pueda respirar, comer y mantener su temperatura corporal por sí mismo.

Podrían pasar días, semanas y aún meses después del parto, dependiendo de cuán prematuro nació. Eso significa que probablemente tendrás que regresar a casa antes que el bebé lo haga.

¿Cuáles son los signos de prematuridad en un bebé?

El bebé prematuro es pequeño, generalmente pesa menos de 2.5 kg y tiende a tener una piel delgada, color de rosa y brillante a través de la cual se pueden ver con facilidad las venas. Casi no tiene grasa ni pelo.

Su actividad está disminuida en comparación con el recién nacido a término y el bebé muy prematuro yace en una posición de “rana muerta”. En los varones el escroto puede tener arrugas escasas y los testículos no haber descendido y en las niñas, los labios mayores todavía no cubren a los labios menores.

¿Qué complicaciones se pueden presentar en los bebés prematuros?

La mayoría de los problemas están relacionados con el funcionamiento inmaduro de los sistemas orgánicos del bebé, incluyendo:

  • Pulmones: el bebé puede presentar el síndrome de dificultad respiratoria (SDR) y otros problemas respiratorios causados por la inmadurez pulmonar.
    • Si el bebé tiene dificultad para respirar, el médico puede introducir un tubo de respiración y suministrar oxígeno con un respirador.
  • Bajo peso al nacer (menos de 2.5 kg)
  • Sistema Nervioso Central: no tiene reflejos de succión y deglución (dificultad para mamar y tragar) y de la inmadurez del centro respiratorio resulta una respiración periódica: el bebé se “olvida” de respirar.
    • Sangrado en el cerebro causado por vasos sanguíneos subdesarrollados.
  • Infecciones: el riesgo de desarrollo de infecciones generalizadas (sepsis) es 4 veces mayor que en el recién nacido a término.
  • Tracto gastrointestinal: Si los problemas de succión y deglución y la pequeña capacidad del estómago del bebé le impiden comer, el médico puede colocarle una sonda de alimentación en su estómago para proporcionarle nutrición. Los bebés extremadamente prematuros pueden requerir ser alimentados por vía intravenosa.
  • Ictericia (coloración amarilla de la piel) por elevación de los niveles de bilirrubina en la sangre del bebé y puede producirse “querníctero”. (enfermedad metabólica que produce retraso mental).
  • Incapacidad para regular su temperatura corporal: debido a que el bebé que nace demasiado temprano también tiene problemas para mantener su temperatura corporal por lo que es posible que sea puesto en una incubadora especial que lo ayuda a mantener una temperatura corporal cálida.
  • Riñón: la función renal es inmadura, de tal forma que la concentración o dilución de la orina es menos eficaz que en el bebé a término.

En cuanto a la morbilidad a largo plazo se destaca la parálisis cerebral, el retardo mental y la retinopatía del prematuro. El riesgo de estas patologías se relaciona directamente con la edad gestacional y el peso al nacer.

Si te han hospitalizado por un parto prematuro, solicita hablar con los pediatras que se especializan en el cuidado de bebés prematuros, también llamados neonatólogos. Pueden ayudarte a comprender los riesgos potenciales para tu bebé, con base en qué tan avanzado esté tu embarazo.

¿Está bien que programe mi parto una vez que llegué a la semana 37?

Tu bebé sigue creciendo y desarrollándose, en forma importante, durante todo el embarazo hasta las últimas semanas. Si la madre está saludable, las últimas investigaciones y estudios indican que el parto no debe programarse antes de la semana 39 del embarazo.

Referencias

Infección de Citomegalovirus Durante el Embarazo
Complicaciones, Durante, Embarazo, Otras

Infección de Citomegalovirus Durante el Embarazo

¿Qué es un virus?

Esto es diferente de las bacterias u hongos que pueden vivir y reproducirse en un caldo de nutrientes. El virus infecta a las células pegándose a su membrana y obligándola a que lo introduzca dentro de la célula. Ya dentro de la célula, sale de su protección y toma control del metabolismo de la célula haciendo que ésta produzca más virus en vez de hacer lo que estaba supuesta a hacer.

Definición

El citomegalovirus (CMV) es una enfermedad provocada por un virus de ADN. Es una infección viral común que por lo general no produce síntomas y su principal importancia radica en la gravedad de la infección que es capaz de producir en recién nacidos y en personas con el sistema inmunológico deprimido. Como todas las infecciones virales de este grupo, tiene la característica de generar infecciones latentes una vez superada la infección primaria.

El CMV es más común en los niños pequeños. Aproximadamente entre el 50 y el 80 por ciento de las mujeres en edad fértil ya han tenido CMV antes y, por lo general, no necesitan preocuparse al respecto durante el embarazo.

Los niños pequeños con CMV pueden transmitirlo a otros miembros susceptibles de la familia y a las personas a cargo de su cuidado. Cuando una mujer embarazada se infecta con el virus, puede transmitirlo al feto. En una minoría de los casos, la infección provoca enfermedades graves, incapacidades permanentes e incluso la muerte del recién nacido.

¿Que tipo de virus es el citomegalovirus (CMV)?

El CMV es un virus perteneciente a la familia de los herpesvirus. Esta familia incluye también a:

  • Herpes simplex (que causa enfermedades venéreas y los “fuegos” de la boca
  • Varicela zoster (que causa la varicela y el herpes zoster)
  • Epstein Barr (que causa la mononucleosis y el linfoma proliferativo).

Estos virus comparten la habilidad de permanecer inactivos pero vivos dentro del organismo toda la vida. La excreción del virus puede llevarse a cabo intermitentemente sin que haya ningún signo detectable y sin causar síntomas.

(CMV) es un virus distribuido en todo el mundo y grupos socioeconómicos. Es también el virus que se transmite más frecuentemente a un bebé antes del nacimiento.

Transmisión o Forma de Contagio

La transmisión del CMV se da de persona a persona y requiere de un contacto cercano con la persona que excreta el virus. Teniendo en cuenta que se ha detectado el CMV en varios fluidos corporales incluyendo saliva, orina, leche, lágrimas, heces, secreciones vaginales y cervicales, sangre y semen, parece claro que la transmisión puede producirse por distintas vías. Adicionalmente la infección puede producirse por transfusiones sanguíneas y transplante de órganos.

Aunque el virus no se considera altamente contagioso, se ha demostrado que se extiende fácilmente dentro de los hogares y guarderías.

Clasificación

La enfermedad por CMV puede producirse bien después del primer contacto con el virus: infección primaria ; como consecuencia de la reactivación del virus latente: infección recurrente o por una reinfección por otra cepa.

¿Cómo se puede contagiar el bebé?

Las vías de transmisión pueden ser:

  • Transplacentaria (a través de la placenta): Aunque la infección por CMV no conlleva riesgo para la salud de la mujer embarazada, sí puede ser riesgosa para el bebé ya que se transmite a través de la placenta y puede ser causa de aborto espontáneo, parto prematuro y se asocia con retardo en el crecimiento intrauterino y otras anomalías.
  • En el nacimiento : Por la ingestión de secreciones infectadas.
  • Postnatal (después del nacimiento) : A través de la lactancia o por contacto con otras secreciones.

La infección congénita afecta a un 0,2-2,5% de los nacidos vivos y es la causa más frecuente de malformaciones congénitas en el mundo desarrollado. Del total de infectados el 90-95% no tendrán síntomas (asintomáticos) en el nacimiento y de esos, alrededor de un 15% desarrollarán secuelas. Del 5 al 10% restante que sí tendrán síntomas (sintomáticos), el 90% tendrán secuelas que serán principalmente neurológicas. La tasa de transmisión durante el embarazo está íntimamente relacionada con la inmunidad materna.

La infección congénita por CMV es más frecuente cuando una madre seronegativa, es decir que nunca estuvo en contacto con el virus, adquiere la infección por primera vez durante el embarazo. La edad gestacional no tiene importancia en cuanto al riesgo de transmisión hacia el feto a través de la placenta, sin embargo la severidad de la enfermedad se agrava cuando la infección tuvo lugar antes de la semana 20. Las infecciones recurrentes maternas, por lo general no tienen efectos que sean clínicamente aparentes durante el período neonatal.

Como ya lo mencionamos, el virus también puede transmitirse al bebé durante el parto al entrar en contacto con las secreciones vaginales o más tarde a través de la leche materna. Cuando ello ocurre, los bebés rara vez desarrollan complicaciones graves relacionadas con el CMV.

Las mujeres que llegan al embarazo con la infección crónica (la adquirieron antes de embarazarse) tienen un riesgo muy bajo de transmitírsela a sus hijos.

Un sistema inmune saludable mantiene el virus en alerta.

Factores de Riesgo

En los estudios realizados se ha observado que la seropositividad (se han desarrollado anticuerpos) se asocia con:

  • mayor edad (mayores de 20 años)
  • peores condiciones socioeconómicas,
  • mayor paridad,
  • mayor presencia de niños en la misma casa y
  • grupo étnico

¿Cuáles son los síntomas en el adulto?

La infección primaria inicia por la entrada del virus al organismo y puede no dar ningún tipo de síntomas. Es seguida por una prolongada y no detectable infección durante la cual el virus se localiza dentro de las células sin causar un daño medible o una enfermedad determinada ya que permanece vivo pero inactivo durante toda la vida de la persona infectada y solamente entra en actividad cuando su sistema inmunológico se deprime por tratamiento médico o enfermedad. Sólo en algunas ocasiones podrás sentir como si tuvieras gripa con síntomas como inflamación de los ganglios, fiebre y fatiga esto hace que el médico confunda estos síntomas con mononucleosis o con hepatitis.

La infección es muy importante para ciertos grupos de riesgo:

  1. bebés durante el embarazo
  2. personas que trabajan con niños
  3. personas cuyo sistema inmunológico está comprometido como pueden ser los que recibieron un trasplante de órgano o que tengan SIDA.

¿Cuáles son los síntomas en el bebé?

La mayoría de los bebés con citomegalovirus congénito (presente al nacer) no presenta síntomas de la infección después del nacimiento. Entre los síntomas más comunes se incluyen los siguientes:

  • Nacimiento prematuro
  • Bajo peso al nacer
  • Crecimiento del hígado y piel amarilla (hepatomegalia e ictericia)
  • Crecimiento del bazo (esplenomegalia)
  • Ruidos respiratorios anormales que indican infección pulmonar
  • Anemia o tromocitopenia .
  • Depósitos de calcio en el cerebro (calcificaciones intracraneales)

Sin embargo, cada bebé puede experimentar los síntomas de una forma diferente. Aproximadamente un 10 por ciento de ellos desarrolla una “infección silenciosa” o libre de síntomas y esto hace que no se atienda desde el principio. Con un tratamiento de apoyo, la mayoría podrán sobrevivir pero tendrán una serie de complicaciones desde el principio de su vida.

Aproximadamente un 10% de ellos desarrolla manifestaciones tardías de la infección congénita. En la edad preescolar o escolar, estos niños pueden tener:

  • Problemas de aprendizaje
  • Problemas de la visión
  • Diferentes grados de retraso mental
  • Diferencia en el desarrollo
  • Pérdida de la audición después de nacer o durante su niñez. La infección congénita de CMV es una de las causas principales de sordera en los niños

Los síntomas del citomegalovirus pueden parecerse a los de otros trastornos o problemas médicos. Siempre consulte al médico de su bebé para obtener un diagnóstico.

Hay muy poco riesgo de transmisión para aquéllas mujeres que se infectaron 6 meses antes de su embarazo.

¿Cómo se hace el diagnóstico de una infección por CMV?

La mayoría de las infecciones por citomegalovirus no son detectadas porque casi no dan síntomas y el virus tiende a reactivarse sin dar síntomas. Sin embargo, el individuo infectado desarrolla anticuerpos y esos anticuerpos durarán toda la vida.

Las pruebas de laboratorio pueden detectar estos anticuerpos y detectar si hubo infección previa. Además, el virus también puede cultivarse de muestras de orina, exudado de la faringe y muestras de tejidos que detecten una infección activa.

Se debe sospechar de una infección por CMV cuando:

•  Tiene síntomas similares a los de una mononucleosis infecciosa ( dolor de garganta, fiebre, dolores musculares y fatiga constante), pero los resultados del laboratorio son negativos o cuando

•  Muestra signos de hepatitis pero tiene resultados negativos de laboratorio de la hepatitis A, B, y C.

Para obtener un resultado más certero, el análisis de sangre deberá repetirse a las 2 semanas. Estos estudios son muy costosos y el médico debe evaluar su beneficio.

En los bebés recién nacidos, los médicos diagnostican el CMV buscando el virus propiamente dicho en los fluidos corporales dentro de las tres semanas posteriores al nacimiento.

¿Cuál es el tratamiento?

Esta enfermedad no tiene cura aunque existen vacunas protectoras en fase experimental. Se pueden tratar únicamente los síntomas con diferentes medicaciones antivirales, pero no tiene éxito durante el embarazo.

¿Cómo puede una mujer embarazada prevenir la infección de CMV?

La transmisión del virus puede prevenirse ya que generalmente se transmite a través de los líquidos del organismo que entran en contacto con las manos y después son absorbidos a través de la nariz o boca de la persona susceptible.

Las mujeres que tienen hijos pequeños o las que trabajan con grupos de niños pequeños (por ejemplo en guarderías) pueden reducir su riesgo de CMV practicando una higiene meticulosa. Hasta un 70 por ciento de los niños de entre 1 y 3 años que asisten a guarderías puede excretar el virus y transmitirlo a sus familias o a las personas a cargo de su cuidado. Para prevenir la infección de CMV, las mujeres embarazadas deben s eguir las prácticas de higiene comunes al cuidar a los niños:

  • Lavarse bien las manos después de cualquier contacto con la saliva y orina de los niños pequeños incluso después de cambiarles los pañales o recoger sus juguetes.
  • Desechar cuidadosamente los pañales y pañuelos descartables y otros artículos que puedan estar contaminados.
  • Evitar compartir vasos y utensilios con los niños pequeños

Las mujeres embarazadas que son profesionales de la salud y puedan estar en contacto con pacientes infectados, incluidos los bebés recién nacidos, también deben practicar una buena higiene y tomar las precauciones universales recomendadas en las instituciones de atención médica para manipular materiales que puedan estar contaminados. Las mujeres que trabajen en el ámbito médico o en guarderías también deben considerar realizarse un análisis antes del embarazo para comprobar si han tenido el virus de CMV anteriormente. Si ya han tenido el CMV, no tienen por qué preocuparse durante el embarazo. No se recomienda un diagnóstico de rutina en las mujeres de bajo riesgo.

El uso de preservativos disminuye las probabilidades de contagio durante las relaciones sexuales, pero los besos y otras formas de contacto íntimo también son contagiosos. Por lo cual, lo más recomendable son las relaciones estables.

Preguntas Frecuentes

¿Cómo puedo saber si mi bebé se ha infectado con CMV?

Una vez que se ha demostrado que estás infectada, hay varios métodos para comprobar si el bebé ha sido afectado: se puede hacer una amniocentesis para estudiar el líquido que rodea al bebé y se puede analizar la sangre fetal en búsqueda de la presencia de infección. Sin embargo, estas pruebas no nos pueden decir la severidad del problema. En algunos casos, el ultrasonido puede ser de gran ayuda para ver si hay disminución del líquido amniótico (oligohidramnios) o si el bebé es pequeño para su edad gestacional (retardo del crecimiento uterino), y otros.