Tanto si piensas en ello como si no, tu cuerpo de embarazada ya se está preparando para amamantar. Ese es uno de los motivos por los que tus senos se ponen tan grandes durante el embarazo: los conductos lácteos y las células productoras de leche empiezan a desarrollarse y los senos reciben más sangre que antes. Pero el tamaño de los senos no tiene nada que ver con tu capacidad para amamantar con éxito; incluso si tienes los senos pequeños lo más probable es que puedas alimentar a tu bebé normalmente.

¿Y por qué es importante la lactancia?

Porque la lactancia es el medio que la naturaleza provee para alimentar a tu bebé hasta que sea capaz de obtener los nutrientes necesarios por él mismo. Esto quiere decir que la lactancia y la leche materna será el alimento principal durante el primer año de la vida de tu bebé.

La lactancia es un proceso completamente natural y la producción de leche sucede espontáneamente durante las horas posteriores al nacimiento , sin embargo, son varias las actividades que puedes realizar durante el embarazo que te facilitarán este proceso e incluso disminuirán el grado de dolor que puedas llegar a sentir.

Deja que la naturaleza actúe

Desde el comienzo del embarazo, tus hormonas trabajarán para prepararte para amamantar. La naturaleza te hará almacenar grasa a nivel de las caderas y de los pechos para asegurar una regularidad perfecta de la calidad de tu leche, cualquiera sea tu alimentación y estado de salud después del parto. Por lo general, esto representa entre 3 y 4 kg del total del peso que acumularás durante tu embarazo.

¿Cómo debo prepararme en este momento para amamantar?

Aprende tanto como puedas sobre la lactancia antes de que nazca tu bebé. Habla con otras mamás que estén dando el pecho, lee libros para familiarizarte, llama a tu oficina local de La Liga de la Leche o asiste a una clase sobre cómo amamantar en algún momento del tercer trimestre (la mayoría de los hospitales las ofrecen). Cuanto más sepas sobre cómo empezar y sobre los beneficios de dar de mamar, mejor lo harás.

Dieta: Es importante que tu dieta esté bien balanceada en cuanto tus requerimientos calóricos y contenido de nutrientes, porque de ello va a depender la calidad de la leche que produzcas y la buena nutrición de tu bebé, pero además tu suplemento de calcio debe de ser suficiente para que TÚ cuentes con las reservas necesarias y, cuando nazca tu bebé e inicies la lactancia, tus huesos no se descalcifiquen.

Recuerda, es importante que acumules reservas de grasa para este momento, no debes de hacer ningún tipo de dieta de bajas calorías.

Observa a mamás cuando están amamantando: Observar a otras mamás alimentar a sus bebés te permitirá darte cuenta de lo natural que es y tener una idea más amplia de cómo hacerlo en el momento que llegue tu turno.

Seguramente alguna compañera de tus clases prenatales tendrá a su bebé antes. En los grupos de estimulación temprana las mamás amamantan a sus bebes durante la sesión, puedes asistir a una de bebes pequeños, donde además podrás ver una clase y saber qué se hace en ellas.

Aunque las anteriores son actividades que te ayudan a estar preparada físicamente para la lactancia, el simple hecho de realizarlas, predispone a tu mente y a tu cuerpo para estar lista y disfrutar al máximo de una maravillosa labor que tendrás pocas ocasiones de llevar a cabo.

Cambios que se observan en estos momentos en tus pechos

Tus pechos se modificarán por la influencia de las hormonas. Ciertas estructuras, tales como los conductos galactóforos que llevarán leche de la glándula mamaria al pezón, se multiplicarán. El volumen de tus pechos aumentará, así como tu circulación sanguínea, lo que se traducirá en la aparición progresiva de una red de venas en los pechos, visibles bajo la piel y que constituye un fenómeno completamente normal. El pezón también se preparará, su volumen aumentará y su color se oscurecerá.

El círculo de piel pigmentada que lo rodea, se abombará y aparecerán pequeñas protuberancias a su alrededor. Tal vez sientas tensión, picazón e incluso urticarias sin gravedad. También es posible que tus pechos se tornen muy sensibles, incluso dolorosos, sin que ello deba preocuparte. Pero en caso de presentar dolores, menciónaselos a tu médico.

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En el transcurso del trimestre, los senos comienzan a producir calostro, esa primera leche que el bebé absorberá y que tiene una tasa de anticuerpos particularmente elevada. Algunas mujeres notan que hacia el final del embarazo escurre algo de calostro de sus senos. Si ese no es tu caso, no te preocupes, no hay nada que impida iniciar la lactancia.

Cuida tus pechos

Al contrario de lo que por lo general se piensa, no es la lactancia la que malogra directamente tus pechos, sino el aumento de su volumen durante el embarazo. Por lo tanto, debes cuidarlos mediante la elección de un sostén que mantenga los senos firmes, con una buena copa y con tirantes anchos para sostener correctamente tus pechos sin comprimirlos y evitando que se estiren los ligamentos que lo sostienen ocasionando que los senos se caigan en el futuro.

El sostén debe adecuarse al tamaño de los pechos. No se recomienda que los presionen demasiado sobre todo en el contorno de la mama o hacia la axila. La ropa en general debe ser cómoda, liviana, fácil de poner y sacar, que no dificulte los movimientos.

Algunas mujeres duermen más cómodas con un sostén, pero de preferencia debe de ser de algodón, muy elástico y no debe de quedar ajustado.

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Los senos están más sensibles al tacto y al movimiento, pero con un buen sostén estas molestias mejorarán mucho.

Hidrata asimismo la piel de los senos mediante cremas nutritivas, tales como las formuladas para prevenir las estrías. Masajéalos con suavidad, con movimientos circulares, desde el pezón hacia el hombro y axila. Puedes reforzar la tonicidad de tu piel mediante duchas suaves y con agua más fresca, al terminar tu ducha diaria.

Desde el 8º mes, y si tus pezones están umbilicados, es decir si tienden a retraerse, puedes masajearlos y presionarlos suavemente entre el pulgar y el índice, para que vuelvan a emerger.

 

Prepara tus pezones antes de que el bebé nazca

Tener los pezones listos para amamantar, además de facilitarle al bebé succionar la leche, te ayudará a disminuir el riesgo de la aparición de grietas. Para el cuidado del pezón se puede recordar la siguiente nemotecnia: “ALAS”

Aire: Es importante airear los pezones para fortalecer la delicada piel que los recubre.

Lubricación: Para mantener la lubricación del pezón y de la areola durante el embarazo y luego de cada toma se puede utilizar una gota del propio calostro, aceites naturales como el de almendras dulces, o crema de caléndula.

Agua:Para la higiene diaria utiliza agua corriente. Las Glándulas de Montgómery ubicadas en la areola lubrican naturalmente tu piel y tienen propiedades antibacterianas, y odoríferas. El uso de jabones o cepillos barren esta grasitud natural favoreciendo la aparición de grietas durante la lactancia.

Sol: Exponer los pezones al sol, empezando con una toma de cinco minutos diarios ayuda a fortalecer y favorecer la elasticidad de la piel. Es importante que la exposición sea directa (no a través de un vidrio) y que se realice en los horarios de máxima protección y seguridad.

  • El uso de protectores para la salida del calostro: Si tienes salida del calostro puedes usar protectores y después de retirarlos debes asear los pezones, sin jabón y dejarlos airear unos momentos. Es importante airear los pezones para fortalecer la delicada piel que los recubre

Solicita a tu médico obstetra que examine tus mamas y pezones. Él te indicará si es necesario realizar ejercicios para formarlos.

Los pezones pueden ser salientes (protráctiles), pequeños o planos, o retráctiles o umbilicados.

 ¿Cómo puedo saber qué tipo de pezón tengo?

Con tu dedo pulgar (sobre el borde superior de la areola) y el índice (sobre el borde inferior) formando una  C abierta realiza  un movimiento de pinza acercando ambos dedos.

Si tu pezón se proyecta hacia afuera es un pezón protráctil o saliente. La mayoría de las mujeres tienen este tipo de pezones.

Si sobresale muy poco sobre la piel de la areola, es un pezón plano.

Si se hunde o retira dentro de la mama al pinzar la areola es un pezón retráctil o umbilicado (queda similar a un ombligo, por eso lleva ese nombre). Generalmente salen cuando se los estimula o mama el bebé y se vuelven a hundir (son los pezones umbilicados falsos). Los pezones umbilicados verdaderos son pocofrecuentes.

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¿Qué tengo que comprar?

Realmente no necesitas gran cosa para dar de mamar a tu bebé, pero quizás sea bueno que adquieras unos cuantos sostenes para la lactancia. Éstos proporcionan un soporte añadido a tus senos, que ahora son más grandes de lo habitual.

Suelen venir con copas que pueden bajarse con facilidad a la hora de amamantar. Habla con una vendedora que los conozca bien para que te aconseje los más adecuados para ti cuando entres en las dos últimas semanas de embarazo. (También puedes esperar hasta dar a luz, pero piensa que los primeros días después del parto quizás no puedas salir de tu casa para comprarlos).

Además de esto, hay madres que encuentran útil llevar camisetas o camisas de lactancia cuando salen a la calle con el bebé. Estas prendas vienen con una especie de solapa o cubierta muy útil para poder amamantar fácilmente y con discreción.

También necesitarás una cierta cantidad de almohadillas para el proteger el sostén, que absorben la leche que gotea de tus senos al comienzo de la lactancia. El llanto de otro bebé o la visión de un pequeño pueden ser suficientes para estimular el flujo de leche cuando menos te lo esperas.

Puedes comprar almohadillas desechables de antemano. Y si ves que las usas mucho, siempre puedes pasarte a almohadillas lavables, las cuales, a la larga, pueden resultar más cómodas y baratas.

No te olvides de comprar uno o dos paquetes de gel para congelar o una bolsa de chícharos congelados que te ayudarán en el momento de la bajada de la leche para disminuir la inflamación y las molestias.

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