ACTUALIZACIÓN MAYO 2022

¿QUÉ ES EL AUTISMO?

El autismo es un grupo de trastornos del desarrollo cerebral, a los que se llama colectivamente el trastorno del espectro autista (TEA). 

El término «espectro» se refiere la amplia gama de síntomas, habilidades y niveles de deterioro o discapacidad que pueden tener los niños con el TEA. Algunos niños padecen un deterioro leve causado por sus síntomas, mientras que otros están gravemente discapacitados.

Debido a que afecta el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso, se le considera una “anomalía del desarrollo” que dura toda la vida. 

Las formas más leves de autismo se asemejan a un desorden de personalidad, que se percibe como si estuviese asociado a una dificultad de aprendizaje. 

Este comportamiento puede persistir por mucho tiempo y puede ser muy difícil de cambiar siendo un reto enorme para aquellos que deben convivir, tratar y educar, a estos individuos.

El Autismo afecta a los niños tres veces más que a las niñas y no conoce las fronteras raciales, étnicas y sociales. 

El término autismo quiere decir, literalmente, “retirada a uno mismo”.

A diferencia de los pacientes siquiátricos, los niños con autismo no presentan una desintegración de la personalidad como en la esquizofrenia. No son sicóticos, en cambio presentan un mayor o menor grado de sicopatología.

 

CAUSA

La causa del Autismo aún permanece desconocida. La hipótesis más probable es la de un daño en el cerebro, quizás prenatal, aunque ésto no ha sido probado. 

Los estudios realizados en personas con autismo, han mostrado anormalidades en algunas regiones del cerebro, del cerebelo, la amígdala, el hipocampo, el septo y los cuerpos mamiliares. 

Las neuronas en estas regiones parecen ser más pequeñas de lo normal y tienen fibras nerviosas subdesarrolladas las cuales pueden interferir con las señales nerviosas

Estas anormalidades sugieren que el autismo resulta de una ruptura en el desarrollo del cerebro durante el desarrollo fetal.

Los factores responsables pueden comprender:

  • Anormalidades genéticas o cromosómicas: los investigadores creen que algunos genes, así como factores ambientales (virus ó químicos) contribuyen al desorden.
  • Agentes virales.
  • Desórdenes metabólicos.
  • Intolerancia inmune (nuestro cuerpo no asimila bien un determinado nutriente, sin embargo,  no se activa nuestro sistema inmunológico. La reacción se limita al aparato digestivo).
  • Anoxia perinatal (falta de oxigenación al nacer).

De cualquier forma, esto no aclara cómo hay niños diagnosticados con Autismo en cuyos casos no hay causas aparentes, en parte debido a que los daños neurológicos particulares necesarios para el Autismo no han sido identificados.

La creencia inicial de que los hábitos de los padres eran la causa del Autismo, ha sido ahora refutada.


SÍNTOMAS

Los síntomas del trastorno del espectro autista (TEA) varían de un niño a otro pero, en general, se encuentran dentro de tres áreas:

  • Deterioro de la actividad social
  • Dificultades de comunicación
  • Conductas repetitivas y estereotipadas.

Los niños con el TEA no siguen patrones típicos al desarrollar sus habilidades sociales y de comunicación. En general, los padres son los primeros en notar conductas inusuales en sus hijos. Con frecuencia, ciertas conductas se vuelven más notorias al compararlos con niños de la misma edad.

En algunos casos, los bebés con el TEA pueden parecer diferentes a otros bebés muy temprano en su desarrollo. Aun antes de su primer cumpleaños, algunos bebés se concentran excesivamente en algunos objetos, rara vez establecen contacto visual y no pueden entablar el juego típico de vaivén ni balbucear con sus padres. 

Otros niños pueden desarrollarse normalmente hasta el segundo y aun hasta el tercer año de vida, pero luego comienzan a perder interés en los otros y se tornan silenciosos, retraídos o indiferentes a las señales sociales. 

La pérdida o inversión del desarrollo normal se llama regresión y ocurre en algunos niños con el TEA.

La conducta autista, varía mucho, tanto en el comportamiento como en las habilidades de cada persona afectada. 


DETERIORO DE LA ACTIVIDAD SOCIAL

La investigación reciente sugiere que los niños con el TEA no responden a las señales emocionales en las interacciones sociales humanas, ya que no pueden prestar atención a las señales sociales que típicamente otros suelen notar. 

Hacen poco contacto visual y prefieren estar solos.

  • Tienden a mirar y escuchar menos a la gente en su entorno o no responder a otras personas. Muchas veces ni siquiera se dan cuenta cuando alguien se dirige a ellos y les habla. Otros pueden estar interesados en la gente, pero no hablan, no juegan, ni se relacionan.
  • No buscan compartir su gusto por los juguetes o actividades, señalando o mostrando cosas a los otros
  • Responden inusualmente cuando otros muestran ira, aflicción o cariño.
  • Pueden no entender los sentimientos de otros hacia ellos y no les gusta ser acurrucados o cargados, sólo cuando ellos quieren. 
  • Los niños con autismo a menudo responden anormalmente a sonidos, el tacto u otros estímulos sensoriales. Muchos muestran al dolor una sensitividad reducida, pero pueden ser extremadamente sensibles a otras sensaciones. 
  • Todos tienen en común una capacidad limitada de empatía, pero son capaces, a su manera, de mostrar sus afectos.

Por ejemplo, una investigación publicada en Cience Update (2008) descubrió que los niños con el TEA se concentran en la boca de la persona que les habla en vez de en los ojos, que es donde los niños con desarrollo típico tienden a concentrarse. 

Observan la boca porque les atrae la sincronía entre el movimiento de los labios y el sonido del lenguaje mientras que los niños normales aprenden a observar más bien el significado de los movimientos sociales del cuerpo como son los gestos y las expresiones faciales. 

Los infantes pierden esta rica información social y esto afecta negativamente el curso de su desarrollo. 

Otro estudio relacionado (Yale Child Study Center, encabezado por Ami Klin, Ph.D), mostró que los niños con el TEA parecen ser arrastrados a efectuar movimientos repetitivos ligados a un sonido, tales como aplaudir durante el «juego de aplausos».

Se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos, pero dichos estudios sugieren que los niños con el TEA pueden malinterpretar o no notar las señales sociales sutiles—una sonrisa, un guiño o una mueca—que podría ayudarlos a entender las relaciones e interacciones sociales. 

Para estos niños, una pregunta como «¿puedes esperar un minuto?» siempre significa lo mismo, ya sea que quien la formule esté bromeando, efectuando una pregunta verdadera o realizando un requerimiento firme. 

Sin la habilidad para interpretar 

  • el tono de voz de otra persona, como tampoco 
  • los gestos y expresiones faciales,  
  • las comunicaciones no verbales, 
  • los chistes o el sarcasmo,

los niños con el TEA pueden no responder adecuadamente. Es por esto que siempre ayuda hablarles en una forma clara y consistente y darles tiempo para que procesen lo que se les ha dicho.

Asimismo, puede ser difícil para otros comprender el lenguaje corporal de niños con el TEA. Sus expresiones faciales, movimientos y gestos son a menudo vagos o no corresponden con lo que están diciendo. 

También, su tono de voz puede no reflejar lo que realmente están sintiendo. Muchos niños mayores con el TEA hablan con un tono de voz inusual y pueden sonar como si estuvieran cantando o sin entonación y similar a un robot.

Los niños con el TEA también pueden tener problemas para entender el punto de vista de otra persona. Por ejemplo, en la edad escolar, la mayoría de los niños comprenden que otras personas tienen información, sentimientos y objetivos diferentes a los suyos. 

Los niños con el TEA pueden carecer de este entendimiento, por lo que son incapaces de predecir o entender las acciones de otras personas.

Pueden ser muy hábiles con los rompecabezas o resolviendo problemas de computación y no poder realizar tareas tan sencillas como la de relacionarse o hacer amigos. Estos niños pueden aprender las tareas difíciles, antes de aprender las fáciles. Ejemplo. El niño puede leer palabras largas, pero no puede hacer el sonido de la letra “b”.

 

PROBLEMAS DE COMUNICACIÓN (VERBAL Y NO VERBAL) 

De acuerdo con las etapas de desarrollo de la Academia Americana de Pediatría, para el primer cumpleaños el típico infante puede decir una o dos palabras, darse la vuelta cuando escucha su nombre y señalar cuando quiere un juguete. Cuando se le ofrece algo que no quiere, el infante hace saber que la respuesta es «no» con palabras, gestos o expresiones faciales.

Para los niños con el TEA, alcanzar tales etapas puede no ser tan sencillo. Por ejemplo, algunos niños con autismo pueden:

  • No responder o ser lentos en responder a su nombre o a otros intentos verbales para obtener su atención.
  • No desarrollar o ser lentos en desarrollar gestos, como señalar y mostrar cosas a otros.
  • Arrullar y balbucear en el primer año de vida, pero después dejar de hacerlo
  • Desarrollar el lenguaje a un ritmo tardío.
  • Aprender a comunicarse usando dibujos o su propio lenguaje de señas.
  • Hablar solamente con palabras sencillas o repetir ciertas frases una y otra vez, pareciendo incapaces de combinar las palabras para formar oraciones con sentido.
  • Repetir palabras o frases que escuchan, una patología llamada ecolalia. Las palabras repetidas las puede decir inmediatamente o después de un tiempo. 
    • Por ejemplo: alguien le pregunta ¿Quieres jugo? Ella o él repetirá ¿Quieres jugo?, o si hace tiempo escuchó en la tele un anuncio, lo repite exactamente igual.
  • Usar palabras que parecen raras, fuera de lugar o que tienen un significado especial conocido solamente por aquellos familiarizados con la forma de comunicarse del niño.
  • Los niños con autismo, a veces no pueden entender gestos o decir adiós con la mano. En ocasiones el decir “Yo“ quiere decir “Tú“ o viceversa. Su voz puede carecer de entonación y parece que no pudiesen controlar el volumen.

Aun algunos niños con el TEA que tienen buenas habilidades de lenguaje, con frecuencia tienen dificultades con el diálogo fluido. Por ejemplo, dado que encuentran difícil entender y reaccionar ante las señales sociales, los niños con el síndrome de Asperger a menudo hablan extensamente sobre un tema favorito, pero no permiten a nadie una oportunidad para responder ni notan cuando alguien reacciona con indiferencia.

Los niños con el TEA que aún no han desarrollado gestos o lenguaje con significado pueden simplemente gritar, sujetar o comportarse mal hasta que se les enseñen mejores maneras de expresar sus necesidades. A medida que estos niños crecen, pueden darse cuenta de su dificultad para entender a otros y para hacerse entender. Esta toma de conciencia puede causarles ansiedad o depresión. 


CONDUCTAS REPETITIVAS Y ESTEREOTIPADAS

Con frecuencia, los movimientos de los niños con el TEA son repetitivos y sus comportamientos, inusuales. Estas conductas pueden ser extremas y muy notorias, o leves y discretas. 

Por ejemplo, algunos niños pueden agitar sus brazos repetidamente o caminar con patrones específicos, mientras que otros pueden mover sus dedos por sus ojos de manera sutil en lo que parece ser un gesto. Estas acciones repetitivas a veces se denominan «estereotipos» o «conductas estereotipadas».

Los niños con el TEA suelen tener intereses excesivamente enfocados. Los niños con el TEA pueden sentirse fascinados con objetos en movimiento o partes de objetos, como las ruedas de un automóvil en movimiento. 

Pueden pasar largo tiempo alineando juguetes de cierta forma en lugar de jugar con ellos.También pueden molestarse mucho si alguien mueve accidentalmente uno de los juguetes.

La conducta repetitiva también puede tomar la forma de una preocupación persistente e intensa. Por ejemplo, pueden obsesionarse con aprender todo sobre las aspiradoras, horarios de tren o faros. Los niños con el TEA a menudo tienen un interés por los números, símbolos o temas científicos.

Repiten acciones una y otra vez. En ocasiones les gusta tener rutinas sobre el lugar donde se encuentran sus cosas, y saber que siempre estarán ahí. Cuando la familia cambia ciertas rutinas, les cuesta mucho trabajo adaptarse. 

Por ejemplo: el o la niña siempre se lavan la cara antes de ponerse el pijama para ir a dormir, el o la niña se alterarán mucho si primero se ponen el pijama y luego se lavan la cara.

Se pueden absorber en movimientos como mecerse, enrollarse el pelo, y presentar un comportamiento de auto daño, como golpearse la cabeza o morderse.

A pesar de que los niños con el TEA con frecuencia se desenvuelven mejor con las rutinas en sus actividades diarias y su entorno, la inflexibilidad puede ser extrema y causar serias dificultades. 

Pueden insistir en comer exactamente las mismas comidas o tomar exactamente la misma ruta a la escuela. Un cambio leve en una rutina específica puede resultar excesivamente perturbador. Algunos niños hasta pueden tener arrebatos emocionales, especialmente cuando se sienten enojados o frustrados o cuando se encuentran en un entorno nuevo o estimulante.


Repertorio restringido de intereses y comportamientos

La actividad imaginativa resulta afectada. La gran mayoría de personas incluidas en el espectro del autismo fallan en el desarrollo del juego normal de simulación “jugamos a que yo soy… (médico, bombero…)” ficción o fantasía. Ésta limitada imaginación obstaculiza y limita su capacidad para entender las emociones y las intenciones de los demás. 

En la medida que carecen de la capacidad de imaginar el pensamiento o la mente de los demás, les resulta muy difícil anticipar lo que puede suceder, y afrontar los acontecimientos pasados.

El niño con autismo puede sentir un gran apego a determinado objeto, sin dotarle de ninguna otra función que la constituirse en algo que le pertenece .Los objetos son escogidos de acuerdo con ciertas cualidades físicas que pueden llegar a fascinar al autista. 

Puede ser una textura, un color, un movimiento, un olor. No es extraño que el autista, toque, palpe, huela los objetos buscando y explorando cualidades alternativas a las funcionales. El contenido simbólico o funcional de un juguete es sustituido por características formales del mismo.

A veces el autista puede sentirse cautivado por el movimiento de giro de una lavadora, por el brillo o colores de un cuadro, o por la sensación táctil de un tejido de seda. Si alguien intenta privarle de su experiencia, se enfada.

No hay dos niños que expresen exactamente los mismos tipos y gravedad de síntomas. En realidad, muchos niños con un desarrollo típico, en ocasiones exhiben algunas de las conductas comunes a los niños con el TEA. 

Sin embargo, si notas que tu hijo presenta varios síntomas relacionados con el TEA, llévalo a un profesional de la salud con experiencia en el TEA para que lo examine y evalúe.


¿Cuándo aparecen estos síntomas?

Los síntomas del autismo siempre aparecen a edad muy temprana, muchos niños empiezan a los 12 o a los 18 meses.


¿CUÁLES SON LOS FOCOS ROJOS QUE DEBO OBSERVAR?

Los padres acudirán primero que nada con el pediatra quien en las visitas de rutina puede sospechar de autismo, si el niño presenta alguno de los siguientes patrones de conducta, y de desarrollo:

Lactante
  • El bebé no balbucea, no emite ruidos con su garganta como un bebé normal a los 12 meses.
  • No hace gestos, no señala, no dice adiós con su manita a los 12 meses de edad
  • Los padres han observado una falta de atención a estímulos sociales (rostro y voz humana), y les llama la atención la ausencia de juegos, imitaciones, sonrisa social, gestos comunicativos…
  • Es característica la falta de respuesta anticipatoria cuando va a ser cogido en brazos.

Preescolar
  • No pronuncia una sola palabra a los 16 meses de edad
  • No puede decir dos frases creadas por él. (Repite las frases que se le dicen) a los 24 meses de edad
  • No desarrolla lenguaje ni la capacidad de relacionarse socialmente con todos, esta conducta está presente en cualquier edad.
  • No se acurruca con nadie, y trata de llamar la atención de la madre, sosteniendo un objeto para que lo vea.

DETECCIÓN

Un control del niño sano debería incluir una prueba para evaluar su desarrollo, con examen de detección específico del TEA a los 18 y 24 meses, como lo recomienda la Academia Americana de Pediatría.


¿Qué debe incluir esta evaluación diagnóstica?

La evaluación diagnóstica del autismo incluirá con frecuencia un examen físico y neurológico completo. El médico al realizar la exploración física, buscará signos muy específicos del niño autista, como son los siguientes:

  • La talla y el Peso: Estos parámetros, le permitirán al pediatra evaluar si el individuo tiene o no un desarrollo y crecimiento normal.
  • Perímetro cefálico:  (la circunferencia de la cabeza) Esta medida, le permite al médico determinar si la cabeza es de tamaño normal. Algunas personas autistas, tienen la cabeza más chica o más grande de lo normal
  • Detección de defectos al nacimiento: Un examen muy cuidadoso de la cara, brazos, piernas, columna vertebral, en busca de anormalidades
  • Pruebas de rutina: Valoración auditiva y de la vista, para asegurarse de que no son los responsables del retraso en el desarrollo del niño.
  • Observación y evaluación de las heridas o golpes que presente el niño: Es de suma importancia saber si se auto-dañó o no. 
    • Frecuentemente el niño tiene una infección que no se le ha detectado, puede sentir dolor, o tener una herida oculta y nadie se ha percatado, el niño no puede comunicarse, y se hace daño, se pega en la cara o se golpea la cabeza.
  • Prueba de Reflejos: Frecuentemente, los niños con autismo, tienen una falta de desarrollo en sus reflejos.
  • Ejercicios con las manos. Esto le permite al médico ver qué grado de dominio que tiene el niño sobre sus manos, ejemplo: La coordinación, la destreza, cuál utiliza más y mejor, algunos niños presentan un retraso motor en este tipo de prueba, ya sea la mano izquierda o la derecha.

El médico pediatra hará una evaluación de los resultados que obtuvo cuando examinó al niño y, si sospecha de una probable conducta autista, les indicará a los padres, que acudan con un especialista, es decir, con un Paido Psiquiatra (Psiquiatra para niños) especializado en autismo, para precisar el diagnóstico, e iniciar el tratamiento lo antes posible.

Realizar exámenes de detección del TEA no es lo mismo que diagnosticar el TEA. Los instrumentos de detección se usan como primer paso para informar al médico si el niño necesita más pruebas. Si el pediatra de tu hijo no lo examina en forma rutinaria para detectar el TEA, pídele que lo haga.

Para los padres, sus propias experiencias y preocupaciones sobre el desarrollo de sus hijos serán muy importantes en el proceso de detección. Mantengan sus propias notas acerca del desarrollo de su hijo y revisen los videos familiares, fotos y álbumes cuando era bebé que les ayude a recordar cuándo notaron por primera vez cada conducta y cuándo su hijo(a) alcanzó ciertas etapas de desarrollo.


¿CÓMO SE DIAGNOSTICA EL TEA?

Un diagnóstico es la identificación formal del autismo y generalmente lo hace un equipo de especialistas médicos que, frecuentemente, incluye a un terapista del lenguaje, pediatra, neurólogo, psicólogo. 

El diagnóstico de los TEA puede ser difícil de hacer debido a que no existen pruebas médicas, como un análisis de sangre, para diagnosticarlos. 

El diagnóstico del TEA es, con frecuencia, un proceso de dos etapas. 

La primera etapa comprende una evaluación del desarrollo general durante los controles del niño sano con el pediatra y requiere una variedad de información que incluye la historia del desarrollo del niño en áreas tales como las habilidades sociales, lenguaje, comunicación y juego, así como la integración sensorial.

Los niños que muestran algunos problemas de desarrollo se derivan para una evaluación adicional. 

La segunda etapa comprende una evaluación exhaustiva efectuada por el equipo de médicos.

Dado que el autismo abarca un espectro de síntomas tan amplio, una observación breve y única no puede predecir las verdaderas habilidades de un niño. 

Por lo tanto, los médicos podrían evaluar el lenguaje, el habla, la comunicación, las capacidades de pensamiento, las destrezas motoras (fuerza muscular y habilidad para controlar movimientos), el rendimiento escolar y otros factores.

El equipo puede incluir, pero no se limita a ello, un neurólogo, un logopeda, psicólogo, terapista físico, y audiólogo. En esta etapa, un niño puede recibir un diagnóstico de autismo o de algún otro trastorno del desarrollo.

A veces, los padres son reticentes a que se diagnostique la enfermedad de un niño porque les preocupa que se lo “etiquete”. Sin embargo, sin diagnóstico el niño no recibirá el tratamiento y los servicios que necesita y cuanto más temprano se diagnostique el trastorno, más rápidamente pueden comenzar las intervenciones. 

En general, puede brindarse un diagnóstico confiable a los niños con el trastorno del espectro autista (TEA) a la edad de 2 años, aunque la investigación sugiere que algunas pruebas de detección pueden ser útiles a los 18 meses o aun antes.

Mucha gente—inclusive pediatras, médicos de familia, maestros y padres—pueden, al principio, ignorar los signos del TEA, al creer que los niños «alcanzarán» a sus compañeros y les aconsejan a los padres que esperen y vean cómo se desarrolla, por lo que el diagnóstico rara vez se da antes de la edad de dos años y, frecuentemente, mucho más tarde.

La intervención temprana puede reducir o prevenir las discapacidades más graves asociadas con el TEA. La intervención temprana también puede mejorar el coeficiente intelectual (CI) de tu hijo, el lenguaje y las habilidades funcionales diarias, también llamadas conducta adaptativa.


¿QUÉ ESTUDIOS SE LE HACEN AL NIÑO, ANTES DE DIAGNOSTICAR EL AUTISMO?

En realidad, no se puede realizar ninguna prueba médica para indicar la presencia de autismo, el diagnóstico, como ya se mencionó anteriormente, se basa en la presencia de comportamientos específicos.

Sin embargo, y dependiendo de los síntomas y necesidades del niño, es el equipo médico quién puede recomendar cuándo y si es necesario solicitar alguno de los siguientes estudios para descartar otros padecimientos y, posiblemente, para sugerir la estrategia del plan de tratamiento.

 

Pruebas genéticas

Por lo regular, se realizan pruebas genéticas (que buscan alteraciones cromosómicas) y posiblemente también pruebas metabólicas a los niños de los que se sospecha padecen autismo o ya se comprobó que lo sufren.

 

Pruebas Auditivas

Las peculiaridades en la audición parecen ser especialmente significativas. Muchos niños con Autismo han sido tomados por sordos en el primer periodo de sus vidas. 

De hecho, una minoría tiene pérdidas auditivas, aunque puede que no respondan a su nombre o aparentemente no se inmuten ante cambios auditivos en el entorno. 

Niños con autismo parece que incluso ignoran aquellos sonidos fuertes que podrían alarmar a la mayoría de los niños. 

Esto puede estar relacionado con una falta de interés por lo que les rodea o podría deberse a anormalidades en la percepción, ya que niños con Autismo pueden parecer especialmente sensibles a ciertos sonidos. 

Por ejemplo, un niño con Autismo puede desarrollar una fascinación por sonidos particulares tales como los hechos por la rotación de un juguete, o responder al sonido de un caramelo mientras se desenvuelve desde una distancia considerable. 

Otros sonidos pueden ser la causa de extrema angustia, tales como la sirena de la policía o el ladrido de un perro. Las pruebas de audición son realizadas por especialistas.

 

Electroencefalograma

Este estudio (que registra la actividad eléctrica del sistema nervioso), muestra las ondas cerebrales anormales de desórdenes que producen convulsiones, y puede indicar la presencia de un tumor u otras anormalidades. Es preferible reservarlo para los niños con sospecha de epilepsia.

 

Estudios en sangre y orina

Miden de qué manera la persona metaboliza (digiere absorbe y desecha) ciertas sustancias que se encuentran en los alimentos, y el impacto de los mismos en el crecimiento y desarrollo.

 

Resonancia magnética

Este estudio, recrea una imagen muy detallada del cerebro.

 

(TAC). Tomografía axial computarizada

Este aparato, toma miles de fotografías del cerebro, que pasan a una computadora, y ésta reconstruye, con todo detalle, las imágenes de este órgano. Este estudio ayuda a identificar anormalidades en la estructura del cerebro.

 

¿LOS NIÑOS AUTISTAS PRESENTAN RETRASO MENTAL?

Cerca de la mitad de los niños autistas, presentan en el examen un Coeficiente Intelectual, menor de 50, 20% tienen una puntuación entre 50 y 70, y 30% una puntuación de más de 70. Sin embargo estimar el coeficiente intelectual en niños pequeños con autismo, es a menudo difícil porque los problemas de lenguaje y comportamiento interfieren con el examen.

Un porcentaje pequeño de las personas con autismo son catalogadas como “savants”. Estas personas tienen destrezas limitadas, pero extraordinarias en áreas como la música, las matemáticas, el dibujo o la visualización.


TRATAMIENTO

Si bien no existe una cura para el autismo, sí existen distintos tipos de tratamientos que permiten reducir los síntomas autistas y maximizar las habilidades del niño afectado. 

Las personas con TEA tienen toda la posibilidad  de usar todas sus capacidades cuando reciben la terapia y las intervenciones apropiadas. 

 

¿QUÉ INCLUYE EL TRATAMIENTO?

Los tratamientos incluyen terapias de comportamiento y de comunicación, desarrollo de habilidades (denominadas intervenciones) y/o medicamentos para controlar los síntomas.

Una vez más lo repetimos, cuanto antes se comience, mayores son las probabilidades de tener más efectos positivos en los síntomas y las aptitudes.


Intervenciones educacionales y del comportamiento

Este tipo de terapia, se debe de iniciar lo más temprano posible, ya que los niños aprenden rápidamente cuanto más pequeños son. Recientemente se ha demostrado que una intervención temprana tiene buenas posibilidades de influir favorablemente en el desarrollo del cerebro.

En estas intervenciones, los terapistas utilizan sesiones de entrenamiento muy estructuradas y orientadas hacia las habilidades de cada niño con objeto de ayudarle a desarrollar habilidades sociales y del lenguaje que estimulen el comportamiento positivo y desalienten el negativo.

También resulta esencial enseñarles destrezas de la vida diaria, como la forma de cruzar la calle o cómo emplear los electrodomésticos. 

Tales metas son posibles por medio de un intenso programa de educación especial, con la participación activa de un equipo interdisciplinario que incluye neurólogos, psiquiatras, psicólogos, fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales y del lenguaje, trabajadores de disciplinas afines.

 

PLAN DE TRATAMIENTO

La base del plan de tratamiento debe surgir de una evaluación muy completa de cuáles son las fuerzas y cuáles las debilidades del niño. Los padres deben tener mucha cautela al escoger el tipo de intervención para su hijo y atenerse a un tratamiento en particular. 

Aunque estas intervenciones no curan el autismo, ellas a menudo logran una mejora substancial.


¿Cómo elegir el tratamiento más apropiado?

Antes de que te decidas a cuál es el tratamiento que más conviene a tu hijo, hay varias cosas que sería importante considerar:

  • Las intervenciones que dicen ser adecuadas para todas las personas con autismo…deben evitarse. 
  • Lo que sirve para uno, no necesariamente sirve para el otro y, de igual manera, lo que funcionó en un momento, puede perder su efectividad más tarde.
  • Las intervenciones que dicen “curar” el autismo, deben evitarse. No existe la cura para este padecimiento.

Otras cosas que quizás quieras considerar incluye:

  • ¿A qué habilidades o requerimientos se enfoca?
  • ¿Se enfoca en una sola cosa o en varias?
  • ¿Existe alguna forma de información escrita que puedas leer con calma?
  • ¿Qué experiencia tienen con ese tipo de tratamiento y cuáles son los resultados?
  • ¿Cuál es la duración?
  • ¿Cuál es el costo total?

 

Perseverancia

Las familias tienen que hacer un presupuesto al iniciar el tratamiento el cual, generalmente, es costoso y largo. Una vez iniciado, es crucial entender que el niño puede no mostrar adelantos durante mucho tiempo y que el tratamiento debe ser constante para que los resultados ocurran después de mucho esfuerzo, trabajo e inversión. 

Es importante no suspender el tratamiento y sólo así se lograrán mejores resultados.

 

Medicamentos

Mientras que los medicamentos no pueden curar el TEA ni tratar sus síntomas principales, es posible que el médico recomiende algunos medicamentos que pueden ayudar con los síntomas relacionados como por ejemplo la ansiedad, la depresión, los desórdenes de atención etc. 

Las convulsiones pueden tratarse con algún anticonvulsionante. Es importante que los padres y los cuidadores de los niños con TEA se informen bien antes de adoptar un tratamiento que no ha sido probado. 

 

TRATAMIENTO NUTRICIONAL/ DIETA

Algunos niños con autismo parecen responder a una dieta libre de gluten o caseína. El gluten se encuentra en alimentos que contienen trigo, centeno y cebada; mientras que la caseína se encuentra en la leche, el queso y otros productos lácteos. 

Sin embargo, no todos los expertos están de acuerdo en que los cambios en la dieta harán la diferencia y no todos los informes en los que se está estudiando este método han mostrado resultados positivos.

Si se piensa en estos o en otros cambios en la dieta, es importante buscar la orientación tanto de un gastroenterólogo (médico especializado en el sistema digestivo) como de un nutriólogo/a certificado, quienes pueden asegurarse de que el niño esté aún recibiendo las calorías adecuadas, nutrientes necesarios y una dieta balanceada.

Problemas digestivos: algunos de los niños afectados con TEA tienen problemas digestivos como estreñimiento, dolor abdominal y vómitos. Las investigaciones realizadas sugieren que los problemas digestivos aparecen con mayor frecuencia en las personas con TEA que en los niños sanos pero no se sabe cuál es la causa. 


¿QUIÉN TIENE MÁS RIESGO DE PADECER TEA?

Las investigaciones muestran que algunos grupos tienen un riesgo mayor de tener TEA:

  • Varones: las estadísticas muestran que los niños tienen más posibilidades de tener autismo. 
  • Los hermanos de los niños con TEA diagnosticado. 
  • Las personas con algún otro problema del desarrollo como el Síndrome del X frágil (el cual causa incapacidad intelectual) y la esclerosis tuberosa (causa el crecimiento de tumores benignos en el cerebro y en otros órganos vitales), algunas personas afectadas por esta enfermedad desarrollan convulsiones.
    • Cada uno de estos padecimientos resulta de la mutación en un diferente gen.  
  • Los bebés que nacieron extremadamente prematuros (antes de las 26 semanas de embarazo). 
  • Los niños de padres mayores. 

Es necesario que se haga más investigación para saber por qué estos factores incrementan el riesgo del autismo. 


EL AUTISMO A TRAVÉS DE LA VIDA

Entre el año y los cinco años: es cuando el cuadro clínico se hace más patente y concretamente la etapa que se extiende entre los dos años y medio y los cinco años suele ser la etapa más perturbada de los niños autistas.

  • En estos años adquieren gran importancia los problemas de comprensión y uso del lenguaje y, en muchas ocasiones, son los que deciden a los padres a buscar el consejo de especialistas. 
  • Las primeras palabras no aparecen en el período que se considera normal; algunos niños no llegan a hablar, otros repiten palabras sin sentido y hay otros que adquieren, muy lentamente, un lenguaje algo funcional pero siempre alterado. 
  • Resulta desconcertante la falta de comprensión y de atención al lenguaje de los demás; en ocasiones comprenden órdenes sencillas o que se repiten habitualmente en un mismo contexto, mientras que a veces no parecen comprender nada de lo que se les dice…
  • Los juegos de ficción suelen dejar al niño autista completamente indiferente. Se ha señalado precisamente como uno de sus mayores problemas la falta de imaginación para el juego. 
  • No se interesa por los juguetes como lo hace un niño normal de su edad y en cambio se ocupa en realizar con ellos actividades sin significado: puede pararse a observar algún detalle insignificante, alinearlos o hacerlos girar una y otra vez…
  • Se acentúa especialmente el aislamiento del niño autista, presentando de forma característica falta de conductas de apego, de conductas anticipatorias, de juegos interactivos, de respuestas emocionales adecuadas (no buscan consuelo ni responden a las alegrías y tristezas de otras personas), de contacto ocular…
  • Pueden aumentar las estereotipias motoras, las dificultades en la alimentación, sueño, rabietas y resistencia al cambio, muestras de excitación y ansiedad inexplicables, autoagresiones.
  • Además muestran claras dificultades para aprender a través de la imitación y de la observación de la conducta de los demás.
  • También podemos observar extrañas respuestas a los estímulos sensoriales: niños que parecen sordos, pero que reaccionan vivamente ante ligeros ruidos o con música.

Entre los cinco años y la adolescencia

Se da con frecuencia una mejoría de la conducta:

  • El trato con el niño va haciéndose mucho más fácil: tiende a disminuir su excitación, rabietas, estereotipias y autoagresiones.
  • El aislamiento y la indiferencia hacia las personas se hace mucho menos evidente. El niño interacciona con los demás, pero las relaciones que establece son superficiales no se implica personalmente en las situaciones de juego y no llega a hacer amistades. 
    • La falta de empatía se destaca como algo característico.
  • Se aprecian avances en las habilidades cognitivas, de autonomía y verbales en algunos casos.

La evolución es, no obstante, muy variable de unos niños a otros, dependiendo de los distintos niveles intelectuales, del lenguaje, autonomía, así como de la gravedad de sus alteraciones de conducta. Con el paso de los años va haciéndose más patente la gran heterogeneidad que existe dentro de la categoría del autismo.


En la adolescencia

Son posibles los cambios en las dos direcciones: puede potenciarse la evolución positiva, o bien reaparecer sus problemas de conducta (excitación, ansiedad, autoagresiones, rituales…), o incluso surgir otras dificultades (crisis epilépticas en una cuarta parte de los casos). 

En todo caso, persiste la falta de aptitud para la relación personal y el hecho de no entender las intenciones y motivos de los demás crea angustia en los autistas de buen nivel intelectual.

 

En la edad adulta

La mayor parte de los casos siguen requiriendo asistencia. Es excepcional que lleguen a desarrollar un trabajo productivo y, todavía más, que lleguen a vivir con independencia.

El trastorno es crónico pero las manifestaciones varían de acuerdo con la edad y la gravedad de las incapacidades.

Debido a razones aún desconocidas, alrededor del 20 al 30% de las personas con autismo también desarrollan epilepsia en la Etapa Adulta.

Los padres deben de estar preparados para ajustar el tratamiento a las necesidades cambiantes de sus hijos.


¿QUÉ ESFUERZOS SE ESTÁN HACIENDO PARA MEJORAR LA DETECCIÓN Y TRATAMIENTO DEL TEA?

Muchos estudios de investigación recientes se han centrado en hallar los primeros signos del trastorno del espectro autista (TEA). Estos estudios tienen como objetivo ayudar a los médicos a diagnosticar a los niños a una edad más temprana para que puedan recibir las intervenciones necesarias tan pronto como sea posible.

Por ejemplo, un signo temprano del TEA puede ser el aumento del tamaño de la cabeza o un crecimiento rápido de la cabeza. 

Estudios de imágenes cerebrales han mostrado que un desarrollo anormal del cerebro que comienza durante los primeros meses del infante podría estar relacionado con el TEA. 

Esta teoría sugiere que defectos genéticos en factores de crecimientos, los que dirigen el desarrollo correcto del cerebro, causan anormalidades cerebrales vistas en el autismo. 

Es posible que el crecimiento súbito y rápido de la cabeza de un infante pueda ser una señal temprana de advertencia, la que podría ayudar en el diagnóstico y tratamiento temprano o en la posible prevención del TEA.

Los estudios actuales sobre el tratamiento del TEA están explorando muchos enfoques, como:

  • Un programa de capacitación basado en la computadora, diseñado para enseñar a los niños con el TEA cómo crear y responder correctamente a expresiones faciales.
  • Un medicamento que puede ayudar a mejorar el funcionamiento en niños con el síndrome X frágil.
  • Nuevas intervenciones sociales que pueden usarse en la clase u otras situaciones «cotidianas».

¿CÓMO ES EL ENTORNO FAMILIAR, CUANDO UN HIJO ES AUTISTA?

Tener un niño con autismo, requiere que la familia reciba una educación constante, de los especialistas y otros profesionales, para poder conocer este desorden, entender y detectar cuáles son las necesidades específicas de su hijo, y cuál es el tratamiento y los cuidados especiales que él o ella necesitan. 

Así mismo, deben estar preparados para todos los desafíos que se puedan presentar en este tipo de trastornos, para que cuando este niño sea un adulto, pueda trabajar y ser independiente, como los adultos de su edad, o si será una persona que necesite de un cuidado constante.

Es importante pedir información sobre los grupos de apoyo y organizaciones existentes, ya que este tipo de entrenamiento que involucra a todos los que conviven con el niño, ayuda a manejar muchas situaciones de estrés en la familia.

Se debe de mantener una buena comunicación con las personas que trabajan en el cuidado y educación del niño.

El mejor tratamiento para el niño con autismo, es el trabajo en equipo para mantener un programa constante y bien estructurado de tal manera que todos los que estén involucrados trabajen con las mismas metas.


¿EXISTE UNA RELACIÓN REAL ENTRE LAS VACUNAS Y ESTE DESORDEN NEUROLÓGICO?

En los últimos años se postuló acerca de probables asociaciones entre las inmunizaciones aplicadas a los niños y el desarrollo de trastornos del neurodesarrollo como el autismo, déficit de atención y retardo en el lenguaje.

Estas investigaciones han mostrado que los factores causales incluidos en las inmunizaciones pueden ser por el contenido de Timerosal, conservante de la mayoría de las vacunas, por su contenido de mercurio y por la inmunización en sí misma (es decir los virus contenidos en ellas), produciendo reacciones autoinmunes, específicamente reacciones a ciertas proteínas del tejido nervioso.

Existe en la actualidad una fuerte controversia en torno a estos dos hallazgos, y si bien hay evidencias a favor, la postura oficial de las principales organizaciones no gubernamentales de autismo es descartar dicha asociación.


PRONÓSTICOS

Los niños con Autismo se convierten en adultos con Autismo y la mayoría con dificultades en el aprendizaje que requerirán cuidados y supervisión durante toda su vida. 

En algunos casos, los niños que están en el otro extremo del espectro autista y con habilidades intelectuales normales, generalmente pasan a ser parcial o completamente independientes de adultos aún cuando necesitan ayuda especializada siendo niños.

Las intervenciones están diseñadas para asistir a personas con autismo y alcanzar su máximo potencial en todos los niveles de sus vidas y para apoyar y ayudar a los padres y cuidadores a lograrlo. Los padres deben de estar preparados para ajustar ciertas medidas en el tratamiento siempre bajo la supervisión del médico tratante.

En algunos casos, si se presentó el problema de la regresión, el pronóstico no es favorable. Otro factor que ensombrece el pronóstico, son los cambios que sufren algunos niños autistas en la adolescencia, por los cambios en el comportamiento, y las depresiones que llegan a padecer.


PROBABILIDAD DE QUE SE REPITA

Estudios recientes, insisten en que algunas personas tienen una predisposición genética al autismo. Se estima que en las familias con un niño autista, el riesgo de tener un segundo niño con el desorden es de aproximadamente 10%.


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